Oraciones

ORACIONES


Oraciones a Dios en la Biblia

Bendito su nombre glorioso para siempre,
Y toda la tierra sea llena de su gloria.
Amén y Amén.
(Salmos 72:19)

Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. (Lucas 18:13)

Y dije: Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos (Nehemías 1:5)

Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú. (Mateo 26:39)


Oración a Dios

Sálvame Dios mío, porque estoy a punto de ahogarme, me estoy hundiendo en un pantano profundo y no tengo donde apoyar los pies.
He llegado a lo mas hondo del agua y me arrastra la corriente.
Ya estoy ronco de tanto gritar; y la garganta me duele; mis ojos están cansados de tanto esperar a mi Dios.

Oración por los fallecidos

Padre santo, Dios eterno y Todopoderoso, te pedimos por (el nombre del difunto), que llamaste de este mundo.
Dale la felicidad, la luz y la paz. Que él, habiendo pasado por la muerte, participe con los santos de la luz eterna, como le prometiste a Abraham y a su descendencia.
Que su alma no sufra más, y te dignes resucitarlo con los santos el día de la resurrección y la recompensa.
Perdónale sus pecados para que alcance junto a Ti la vida inmortal en el reino eterno.
Por Jesucristo, Tu Hijo, en la unidad del Espíritu Santo.
Amén.

Oración a Nuestra Señora para la sanación

María Inmaculada, tú te nos has dado a ti misma como nuestra Señora de la Medalla Milagrosa. Tú nos has pedido que oremos con confianza prometiendo que así recibiremos grandes bendiciones. Sabemos de tu compasión, porque tú viste a tu Hijo sufrir y morir por nosotros. En tu unión con su sufrimiento, te hiciste la Madre de todos nosotros.

María, madre mía, enséñame a entender mi sufrimiento como lo haces tú y a soportarlo en unión con el sufrimiento de Jesús. En tu amor de madre, calma nuestro miedo y aumenta nuestra confianza en el misericordioso amor de Dios.

Según el plan de Dios, consigue para mí la curación que necesito. Intercede ante tú Hijo, para que me dé la fuerza que necesito para trabajar para la gloria de Dios y la salvación del mundo.

Amén.  

María, salud de los enfermos, ruega por mí.

Bajo tu amparo

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies las súplicas que te hacemos en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Amén.


Oración para dar las gracias a Dios

Dios, Padre nuestro,
te agradecemos por ser nuestro padre,
por llamarnos a ti y desear estar con nosotros.
Te agradecemos poder encontrarte con la oración.
Líbranos de todo lo que sofoca nuestro corazón,
aviva nuestro deseo de estar contigo.
Libéranos del orgullo y el egoísmo,
despierta nuestro profundo deseo de conocerte.
Perdónanos si a menudo nos alejamos de ti
y si te culpamos por nuestro sufrimiento y nuestra soledad.
Te agradecemos porque deseas que oremos, en tu nombre,
por nuestras familias, por la Iglesia y por todo el mundo.
Te imploramos, Señor Nuestro,
concédenos la gracia de abrirnos a la invitación a la oración.
Bendice a los que oran,
para que puedan encontrarte en oración
y a través de ti encuentres un propósito en la vida.
Dar a todos aquellos que también rezan
la alegría que proviene de la oración.
También oramos por aquellos que cerraron sus corazones,
que apartaron de ti porque están bien ahora,
pero también oramos por aquellos
que cerraron sus corazones porque están sufriendo.
Abre nuestros corazones a tu amor
para que, en este mundo,
a través de tu Hijo Jesucristo,
podamos ser testigos de tu amor.
Amén.


Oración para agradecer a Dios a final de año

Aquí estamos, Señor, ante ti.
Con un gran aliento, después de haber caminado mucho.
Pero si nos sentimos exhaustos,
no es porque hayamos recorrido un largo camino.
Es porque, desafortunadamente,
gastamos muchos pasos en nuestros caminos,
y no en los tuyos:
siguiendo los caminos involutivos
de nuestra obstinación,
y no las indicaciones de tu Palabra;
confiando en el éxito
de nuestras agotadoras maniobras,
y no en las simples formas
de confiar en entregarnos a ti.
Tal vez nunca antes,
como en este crepúsculo del año,
hemos escuchado las palabras de Pedro:
“Hemos luchado toda la noche, y no hemos tomado nada”.
En cualquier caso,
queremos darte las mismas gracias.
Porque al hacernos contemplar la pobreza de la cosecha,
nos ayudas a comprender que sin ti
no podemos hacer nada.
Sólo actuamos.
Gracias Dios.