sábado, 22 de febrero de 2020

2020,  UN AÑO NUEVO, PARA QUE  SEAMOS BUENA NOTICIA. 


El año nuevo es como una página en blanco donde todo debe escribirse. Estoy convencido, como muchas veces he escrito, un año nuevo es un año de nuevas posibilidades y de nuevas oportunidades para todos y para el país. 


Como país necesitamos mirar el futuro y creer que es posible la reconciliación, el construir puentes de acercamientos y seguir construyendo patria. Todos esperamos que podamos superar los grandes problemas que hemos atravesado y se instaure la paz en nuestra patria Bolivia,  como fruto de la justicia y del perdón.

Nosotros ignoramos lo que sucederá el año que comienza: en gran parte, no depende de nosotros. Sin embargo depende de nosotros acogerlo con confianza y seguir aportando nuestro granito de arena para que vaya construyéndose una  patria  donde los derechos humanos se respeten y sean la norma que guie a los gobernantes de ahora y los que se posesionaran este año 2020.

Las noticias no son muy alentadoras para este año 2020 en el ámbito económico:  las reservas internacionales son de apenas 6.500 millones de dólares, la deuda externa se multiplico por cinco veces,   Bolivia se encuentra con el mayor déficit fiscal de Sudamérica, nos encontramos menos ingresos públicos y se  prevé un 2,8% de crecimiento económico para el 2020. 

Es una página en blanco que ya comenzó a llenarse con datos y cifras,  y no se menciona otros problemas que tenemos como  el trabajo informal que llega a un 83% de la población trabajadora, los problemas de salud y educación y un largo etc.

Y la pregunta que nos hacemos es que podemos hacer con esta nueva página en blanco.  Como católicos y cristianos hay que seguir luchando para transformar las realidades que son negación del Dios de la Vida.  Como cristianos tenemos la urgencia de seguir estando presentes en las realidades  para llevar la luz de Cristo y seguir fomentando una ciudanía que sea capaz de soñar en futuros nuevos que se inician en las realidades pequeñas y concretas que nos toca vivir en el presente y en el hoy.

Pablo escribió a la comunidad cristiana de Roma: “Comprendan en qué tiempo estamos, y que ya es hora de despertar. Nuestra salvación está ahora más cerca que cuando llegamos a la fe.  La noche va muy avanzada y está cerca el día: dejemos, pues, las obras propias de la oscuridad y revistámonos de una coraza de luz.  (Rm 13, 11-12). 

De esta coraza necesitaremos este año para  testimoniar la fe, la esperanza y la caridad. Del discernimiento profundo que nos  ayude a construir una iglesia profética y samaritana que este cercana a los sencillos y vulnerables de la historia potosina.

Necesitamos seguir llevando “la pitita” no para los bloqueos, esto es lo que esperamos sinceramente,  sino para lograr unidad entre las diferentes regiones, entre el campo y la ciudad, para seguir construyendo este sueño que se  llama Bolivia. La pitita  está hecha de muchas fibras  que nos representa a cada uno de nosotros    y  simboliza nuestra decisión de unirnos a otros, de “enlazarnos” por la justicia, de ser buena noticia para nuestros hermanos, de  seguir trabajando  por un mundo solidario y  justo.