sábado, 26 de junio de 2021

Kerigma Junio

 27 de Junio. Domingo  13  del Tiempo Ordinario.       Mc 5,21-43

Oración

Danos tu Espíritu, Padre, para que en una verdadera conversión podamos acoger a tu Hijo que pasa por nuestra historia y así reconocerlo, nuestro pastor y maestro, como él que ofrece la vida por la humanidad.   Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor.  AMÉN. 


1) PARA PERMANECER EN EL TEXTO.

Una persona  proclama con solemnidad el texto Bíblico

Cada persona lee en silencio el texto bíblico para profundizar


Jesús, entonces, atravesó el lago, y al volver a la otra orilla, una gran muchedumbre se juntó en la playa en torno a él. 22 En eso llegó un oficial de la sinagoga, llamado Jairo, y al ver a Jesús, se postró a sus pies 23 suplicándole: «Mi hija está agonizando; ven e impón tus manos sobre ella para que se mejore y siga viviendo.»  24 Jesús se fue con Jairo; estaban en medio de un gran gentío, que lo oprimía. 25 Se encontraba allí una mujer que padecía un derrame de sangre desde hacía doce años. 26 Había sufrido mucho en manos de muchos médicos y se había gastado todo lo que tenía, pero en lugar de mejorar, estaba cada vez peor.  27 Como había oído lo que se decía de Jesús, se acercó por detrás entre la gente y le tocó el manto. 28 La mujer pensaba: «Si logro tocar, aunque sólo sea su ropa, sanaré.» 29 Al momento cesó su hemorragia y sintió en su cuerpo que estaba sana.

30 Pero Jesús se dio cuenta de que un poder había salido de él, y dándose vuelta en medio del gentío, preguntó: «¿Quién me ha tocado la ropa?» 31 Sus discípulos le contestaron: «Ya ves cómo te oprime toda esta gente ¿y preguntas quién te tocó?» 32 Pero él seguía mirando a su alrededor para ver quién le había tocado. 33 Entonces la mujer, que sabía muy bien lo que le había pasado, asustada y temblando, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Jesús le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda sana de tu enfermedad.» 35 Jesús estaba todavía hablando cuando llegaron algunos de la casa del oficial de la sinagoga para informarle: «Tu hija ha muerto. ¿Para qué molestar ya al Maestro?» 36 Jesús se hizo el desentendido y dijo al oficial: «No tengas miedo, solamente ten fe.» 37Pero no dejó que lo acompañaran más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. 38 Cuando llegaron a la casa del oficial, Jesús vio un gran alboroto: unos lloraban y otros gritaban.  39 Jesús entró y les dijo: «¿Por qué este alboroto y tanto llanto? La niña no está muerta, sino dormida.» 40 Y se burlaban de él. Pero Jesús los hizo salir a todos, tomó consigo al padre, a la madre y a los que venían con él, y entró donde estaba la niña. 41 Tomándola de la mano, dijo a la niña: «Talitá kumi», que quiere decir: «Niña, te lo digo, ¡levántate!» 42 La jovencita se levantó al instante y empezó a caminar (tenía doce años). ¡Qué estupor más grande! Quedaron fuera de sí. 43Pero Jesús les pidió insistentemente que no lo contaran a nadie, y les dijo que dieran algo de comer a la niña.


• Leer la palabra o frase   que te  ha llamado la atención

• Por qué esta palabra o frase me llama la atención.


2) PARA PROFUNDIZAR EL TEXTO

 ¿Qué pasó con Jesús ese día?

• ¿Qué descubre Jesús en la mujer enferma que tocó su ropa?

• ¿Qué le dice Jesús al jefe de la sinagoga después que le dicen que ha muerto su hija y que no tiene por qué molestar más al maestro?


El evangelista Marcos presenta a una mujer desconocida como modelo de fe para las comunidades cristianas. De ella podrán aprender cómo buscar a Jesús con fe, cómo llegar a un contacto sanador con él y cómo encontrar en él la fuerza para iniciar una vida nueva, llena de paz y salud. Solo sabemos que padece una enfermedad que le impide vivir de manera sana su vida de mujer, esposa y madre. Se ha arruinado buscando ayuda en los médicos, pero nadie la ha podido sanar. Sin embargo, se resiste a vivir para siempre como una mujer enferma. Está sola. Nadie le ayuda a acercarse a Jesús, pero ella sabrá encontrarse con él. No espera pasivamente a que Jesús se le acerque y le imponga sus manos. Ella misma lo buscará. Irá superando todos los obstáculos. Hará todo lo que puede y sabe. Jesús comprenderá su deseo de una vida más sana. Confía plenamente en su fuerza sanadora. La mujer no se contenta solo con ver a Jesús de lejos. Busca un contacto más directo y personal. Actúa con determinación, pero no de manera alocada. No quiere molestar a nadie. Se acerca por detrás, entre la gente, y le toca el manto. En ese gesto delicado se concreta y expresa su confianza total en Jesús. Todo ha ocurrido en secreto, pero Jesús quiere que todos conozcan la fe grande de esta mujer. Cuando ella, asustada y temblorosa, confiesa lo que ha hecho, Jesús le dice: "Hija, tu fe te ha sanado. Vete en paz y con salud". Esta mujer, con su capacidad para buscar y acoger la salvación que se nos ofrece en Jesús, es un modelo de fe para todos. Muchas veces las mujeres no encuentran la acogida, la valoración y la comprensión que encontraban en Jesús. No sabemos mirarlas como las miraba él. Sin embargo, con frecuencia, ellas son también hoy las que con su fe en Jesús y su aliento evangélico sostienen la vida de nuestras comunidades cristianas.


3) RELACIÓN CON NUESTRA VIDA

 ¿Cómo iglesia contribuimos para promover la dignidad de las mujeres?

• ¿Tenemos la fe de esa mujer? ¿Qué nos falta?

• “No tengas miedo, solamente ten fe” ¿Cómo demostramos  nuestra fe?


4) OBSERVA EL DIBUJO CON ATENCIÓN Y MEDITA.

 


5) PARA COMPROMETERNOS CON LA REALIDAD

 

¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?


6) Juntos oramos la siguiente oración y rezamos el Padre Nuestro.

Señor, Dios de la Vida, que no quieres la muerte de las personas ni te complaces con los sacrificios, sino que has puesto tu gloria en el ser humano vivo, en la Vida en plenitud. Haz que te sepamos imitar acogiendo, defendiendo y promoviendo la vida, sobre todo la de hermanos   necesitados u oprimidos. Amen.