sábado, 5 de febrero de 2022

Kerigma de Febrero

 6 de febrero. Domingo V  Tiempo Ordinario.   Lc 5, 1-11

Oración

Ven Espíritu Santo.  Ilumínanos con tu luz para acoger hoy la Palabra de Dios.  Abre nuestras inteligencias y nuestros corazones para comprenderla y danos la gracia, la voluntad y el valor necesario para vivirla en nuestras vidas.  AMÉN.


1) PARA PERMANECER EN EL TEXTO.

Una persona  proclama con solemnidad el texto Bíblico

Cada persona lee en silencio el texto bíblico para profundizar


 En una oportunidad, la multitud se amontonaba alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret. 2 Desde allí vio dos barcas junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y estaban limpiando las redes. 3 Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca. 4 Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: «Navega mar adentro, y echen las redes». 5 Simón le respondió: «Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes». 6 Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse. 7 Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían. 8 Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo: «Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador». 9 El temor se había apoderado de él y de los que lo acompañaban, por la cantidad de peces que habían recogido; 10 y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: «No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres». 11 Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron.

 Leer la palabra o frase   que te  ha llamado la atención

• Por qué esta palabra o frase me llama la atención.


2) PARA PROFUNDIZAR EL TEXTO

¿Qué interés tenía la gente alrededor de Jesús? 

¿Qué le pide a Simón?

Cuando terminó Jesús de enseñar: ¿Qué pide a Simón y cómo le responde?

¿Qué frutos produjo la pesca y cómo reaccionó Simón Pedro?

¿Cómo se va transformando Pedro en todo este encuentro con Jesús?


 RECONOCER EL PECADO

José Antonio Pagola

El relato de "la pesca milagrosa" en el lago de Galilea fue muy popular entre los primeros cristianos. Varios evangelistas recogen el episodio, pero sólo Lucas culmina la narración con una escena conmovedora que tiene por protagonista a Simón Pedro, discípulo creyente y pecador al mismo tiempo.

Pedro es un hombre de fe, seducido por Jesús. Sus palabras tienen para él más fuerza que su propia experiencia. Pedro sabe que nadie se pone a pescar al mediodía en el lago, sobre todo si no ha capturado nada por la noche. Pero se lo ha dicho Jesús y Pedro confía totalmente en él: «Apoyado en tu palabra, echaré las redes».

Pedro es, al mismo tiempo, un hombre de corazón sincero. Sorprendido por la enorme pesca obtenida, «se arroja a los pies de Jesús» y con una espontaneidad admirable le dice: «Apártate de mí, que soy pecador». Pedro reconoce ante todo su pecado y su absoluta indignidad para convivir de cerca con Jesús.

Jesús no se asusta de tener junto a sí a un discípulo pecador. Al contrario, si se siente pecador, Pedro podrá comprender mejor su mensaje de perdón para todos y su acogida a pecadores e indeseables. «No temas. Desde ahora, serás pescador de hombres». Jesús le quita el miedo a ser un discípulo pecador y lo asocia a su misión de reunir y convocar a hombres y mujeres de toda condición a entrar en el proyecto salvador de Dios.

¿Por qué la Iglesia se resiste tanto a reconocer sus pecados y confesar su necesidad de conversión? La Iglesia es de Jesucristo, pero ella no es Jesucristo. A nadie puede extrañar que en ella haya pecado. La Iglesia es "santa" porque vive animada por el Espíritu Santo de Jesús, pero es "pecadora" porque no pocas veces se resiste a ese Espíritu y se aleja del evangelio. El pecado está en los creyentes y en las instituciones; en la jerarquía y en el pueblo de Dios; en los pastores y en las comunidades cristianas. Todos necesitamos conversión.

  "Espiritualidad" es una palabra desafortunada. Para muchos sólo puede significar algo inútil, alejado de la vida real. ¿Para qué puede servir? Lo que interesa es lo concreto y práctico, lo material, no lo espiritual.

Sin embargo, el "espíritu" de una persona es algo valorado en la sociedad moderna, pues indica lo más hondo y decisivo de su vida: la pasión que la anima, su inspiración última, lo que contagia a los demás, lo que esa persona va poniendo en el mundo.

El espíritu alienta nuestros proyectos y compromisos, configura nuestro horizonte de valores y nuestra esperanza. Según sea nuestro espíritu, así será nuestra espiritualidad. Y así será también nuestra religión y nuestra vida entera.

Los textos que nos han dejado los primeros cristianos nos muestran que viven su fe en Jesucristo como un fuerte "movimiento espiritual". Se sienten habitados por el Espíritu de Jesús. Solo es cristiano quien ha sido bautizado con ese Espíritu. «El que no tiene el Espíritu de Cristo no le pertenece». Animados por ese Espíritu, lo viven todo de manera nueva.

Lo primero que cambia radicalmente es su experiencia de Dios. No viven ya con «espíritu de esclavos», agobiados por el miedo a Dios, sino con «espíritu de hijos » que se sienten amados de manera incondicional y sin límites por un Padre. El Espíritu de Jesús les hace gritar en el fondo de su corazón: ¡Abbá, Padre! Esta experiencia es lo primero que todos deberían  encontrar en las comunidades de Jesús.

  

3) RELACIÓN CON NUESTRA VIDA

¿Cuándo hemos echado  las redes y le hemos seguido o cuando hemos puesto desconfianzas como pretexto?  

¿Cuáles son nuestras respuestas, y en qué consiste nuestra transformación en   misioneros?


4) OBSERVA EL DIBUJO CON ATENCIÓN Y MEDITA.

 



5) PARA COMPROMETERNOS CON LA REALIDAD

¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad? 

Juntos oramos la siguiente oración y rezamos el Padre Nuestro.

Señor, nos has hecho subir contigo en la barca y nos has llevado mar adentro. Señor, te alabamos, te bendecimos, te damos gracias. Llévanos siempre a navegar contigo para echar las redes; las redes del amor, de la justicia, de la solidaridad, de la construcción de tu reino ya en esta tierra. Señor: ¡Somos pecadores, lo sabemos! Pero también por esto te damos  gracias, porque Tú no has venido a llamar a los justos, sino a los pecadores. Míranos, Padre, ayúdanos a superar el miedo, lo dejamos todo y nos vamos contigo.