9 de Octubre. Domingo 28 Tiempo Ordinario. Lc 17, 11-19
Oración
Ven Espíritu Santo. Abre nuestras inteligencias y nuestros corazones para acoger y comprender la Palabra de Dios. Danos también la gracia, la voluntad y el valor necesario para vivirla en nuestras vidas. AMÉN.
1) PARA PERMANECER EN EL TEXTO.
• Una persona proclama con solemnidad el texto Bíblico
• Cada persona lee en silencio el texto bíblico para profundizar
"11.De camino a Jerusalén, Jesús pasaba por los confines entre Samaría y Galilea, 12. Y al entrar en un pueblo, le salieron al encuentro diez leprosos. Se detuvieron a cierta distancia 13.y gritaban: “Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros.” 14. Jesús les dijo: “Vayan y preséntense a los sacerdotes.” 15. Mientras iban quedaron sanos. Uno de ellos, al verse sano, volvió de inmediato alabando a Dios en alta voz, 16. Y se echó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole las gracias. Era un samaritano. 17 .Jesús entonces preguntó: “¿No han sido sanados los diez? ¿Dónde están los otros nueve? 18. ¿Así que ninguno volvió a glorificar a Dios fuera de este extranjero?” 19. Y Jesús le dijo: «Levántate y vete; tu fe te ha salvado."
• Leer la palabra o frase que te ha llamado la atención
• Por qué esta palabra o frase me llama la atención.
2) PARA PROFUNDIZAR EL TEXTO
• ¿Adónde se dirige Jesús? ¿Quiénes salen a su encuentro?
• ¿Qué sucede con los leprosos mientras iban de camino?
• ¿Qué hace y qué dice el samaritano para mostrar su gratitud?
• ¿De qué se extrañó Jesús?
Curación
José Antonio Pagola
El episodio es conocido. Jesús cura a diez leprosos enviándolos a los sacerdotes para que les autoricen a volver sanos a sus familias. El relato podía haber terminado aquí. Al evangelista, sin embargo, le interesa destacar la reacción de uno de ellos.
Una vez curados, los leprosos desaparecen de escena. Nada sabemos de ellos. Parece como si nada se hubiera producido en sus vidas. Sin embargo, uno de ellos “ve que está curado” y comprende que algo grande se le ha regalado: Dios está en el origen de aquella curación. Entusiasmado, vuelve “alabando a Dios a grandes gritos” y “dando gracias a Jesús”.
Por lo general, los comentaristas interpretan su reacción en clave de agradecimiento: los nueve son unos desagradecidos; solo el que ha vuelto sabe agradecer. Ciertamente es lo que parece sugerir el relato. Sin embargo, Jesús no habla de agradecimiento. Dice que el samaritano ha vuelto “para dar gloria a Dios”. Y dar gloria a Dios es mucho más que decir gracias.
Dentro de la pequeña historia de cada persona, probada por enfermedades, dolencias y aflicciones, la curación es una experiencia privilegiada para dar gloria a Dios como Salvador de nuestro ser. Así dice una célebre fórmula de san Ireneo de Lion: “Lo que a Dios le da gloria es un hombre lleno de vida”. Ese cuerpo curado del leproso es un cuerpo que canta la gloria de Dios. Creemos saberlo todo sobre el funcionamiento de nuestro organismo, pero la curación de una grave enfermedad no deja de sorprendernos. Siempre es un “misterio” experimentar en nosotros cómo se recupera la vida, cómo se reafirman nuestras fuerzas y cómo crece nuestra confianza y nuestra libertad.
Pocas experiencias podremos vivir tan radicales y básicas como la sanación, para experimentar la victoria frente al mal y el triunfo de la vida sobre la amenaza de la muerte. Por eso, al curarnos, se nos ofrece la posibilidad de acoger de forma renovada a Dios que viene a nosotros como fundamento de nuestro ser y fuente de vida nueva.
La medicina moderna permite hoy a muchas personas vivir el proceso de curación con más frecuencia que en tiempos pasados. Hemos de agradecer a quienes nos curan, pero la sanación puede ser, además, ocasión y estímulo para iniciar una nueva relación con Dios. Podemos pasar de la indiferencia a la fe, del rechazo a la acogida, de la duda a la confianza, del temor al amor.
Esta acogida sana de Dios nos puede curar de miedos, vacíos y heridas que nos hacen daño. Nos puede enraizar en la vida de manera más saludable y liberada. Nos puede sanar integralmente.
3) RELACIÓN CON NUESTRA VIDA
• ¿Quiénes son hoy los "leprosos" que la sociedad evita, discrimina y deja al margen?
• ¿Cuál es nuestra acción concreta hacia esos desvalidos?
• ¿Qué aprendemos para nuestra vida de la actitud del leproso samaritano?
4) OBSERVA EL DIBUJO CON ATENCIÓN Y MEDITA.
5) PARA COMPROMETERNOS CON LA REALIDAD
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?
Juntos oramos la siguiente oración y rezamos el Padre Nuestro.
Señor, te damos gracias por la vida que nos regalas día a día. Hoy nos has mostrado tu voluntad de que se rompan las barreras y fronteras que nos separan, de que los "leprosos" de todos los tiempos sean curados y se integren a la comunidad; danos una actitud abierta y acogedora como la suya, que destruya los efectos de la marginación y nos ayude a construir un mundo para todos, hermanos y hermanas sin distinción. Amen.