sábado, 13 de enero de 2024

Kerigma de Enero 2024

 7 de enero. Bautismo del Señor   Mc  1, 7-11

Oracion

Señor Jesús, abre nuestras vidas a tu Palabra. Envía tu Espíritu Santo y despierta nuestra inteligencia para que tu Palabra penetre en nuestros corazones  y podamos saborearla y comprenderla.  Danos fe en ti,  para que tus palabras sean para nosotros la luz  que nos guíe por los caminos de la justicia y de la verdad.  Habla, Señor. Te escuchamos y deseamos poner en práctica tu Palabra,  porque  son  vida, gozo, justicia, y paz.   AMÉN.   

 

1) PARA PERMANECER EN EL TEXTO.

Una persona  proclama con solemnidad el texto Bíblico

Cada persona lee en silencio el texto bíblico para profundizar


Juan proclamaba este mensaje: «Detrás de mí viene uno con más poder que yo. Yo no soy digno de desatar la correa de sus sandalias, aunque fuera arrodillándome ante él.»  8 Yo los he bautizado con agua, pero él los bautizará en el Espíritu Santo.» 9 En aquellos días Jesús vino de Nazaret, pueblo de Galilea, y se hizo bautizar por Juan en el río Jordán.  10 Al momento de salir del agua, Jesús vio los Cielos abiertos: el Espíritu bajaba sobre él como lo hace la paloma,  11 mientras se escuchaban estas palabras del Cielo: «Tú eres mi Hijo, el Amado, mi Elegido.»


  Leer la palabra o frase   que te  ha llamado la atención

Por qué esta palabra o frase me llama la atención.


2) PARA PROFUNDIZAR EL TEXTO


¿Cuál fue la proclamación de Juan?

¿Desde dónde sale Jesús para llegar donde Juan?

¿Qué vio Jesús al salir del agua del Río Jordán?

¿Qué decía la voz del cielo?


EL ESPÍRITU DE JESÚS.

José Antonio Pagola

 

Jesús apareció en Galilea cuando el pueblo judío vivía una profunda crisis religiosa. Llevaban mucho tiempo sintiendo la lejanía de Dios. Los cielos estaban "cerrados". Una especie de muro invisible parecía impedir la comunicación de Dios con su pueblo. Nadie era capaz de escuchar su voz. Ya no había profetas. Nadie hablaba impulsado por su Espíritu.

 Lo más duro era esa sensación de que Dios los había olvidado. Ya no le preocupaban los problemas de Israel. ¿Por qué permanecía oculto? ¿Por qué estaba tan lejos? Seguramente muchos recordaban la ardiente oración de un antiguo profeta que rezaba así a Dios: "Ojalá rasgaras el cielo y bajases".

 Los primeros que escucharon el evangelio de Marcos tuvieron que quedar sorprendidos. Según su relato, al salir de las aguas del Jordán, después de ser bautizado, Jesús «vio rasgarse el cielo» y experimentó que «el Espíritu de Dios bajaba sobre él». Por fin era posible el encuentro con Dios. Sobre la tierra caminaba un hombre lleno del Espíritu de Dios. Se llamaba Jesús y venía de Nazaret.

 Ese Espíritu que desciende sobre él es el aliento de Dios que crea la vida, la fuerza que renueva y cura a los vivientes, el amor que lo transforma todo. Por eso Jesús se dedica a liberar la vida, a curarla y hacerla más humana. Los primeros cristianos no quisieron ser confundidos con los discípulos del Bautista. Ellos se sentían bautizados por Jesús con su Espíritu.

 Sin ese Espíritu todo se apaga en el cristianismo. La confianza en Dios desaparece. La fe se debilita. Jesús queda reducido a un personaje del pasado, el Evangelio se convierte en letra muerta. El amor se enfría y la Iglesia no pasa de ser una institución religiosa más.

 Sin el Espíritu de Jesús, la libertad se ahoga, la alegría se apaga, la celebración se convierte en costumbre, la comunión se resquebraja. Sin el Espíritu la misión se olvida, la esperanza muere, los miedos crecen, el seguimiento a Jesús termina en mediocridad religiosa.

 Nuestro mayor problema es el olvido de Jesús y el descuido de su Espíritu. Es un error pretender lograr con organización, trabajo, devociones o estrategias diversas lo que solo puede nacer del Espíritu. Hemos de volver a la raíz, recuperar el Evangelio en toda su frescura y verdad, bautizarnos con el Espíritu de Jesús.

 No nos hemos de engañar. Si no nos dejamos reavivar y recrear por ese Espíritu, los cristianos no tenemos nada importante que aportar a la sociedad actual tan vacía de interioridad, tan incapacitada para el amor solidario y tan necesitada de esperanza.

  

3) RELACIÓN CON NUESTRA VIDA


¿Qué importancia tiene para nosotros nuestro bautismo?

¿Cómo hemos preparado el bautismo de nuestros hijos y ahijados?   


4) OBSERVA EL DIBUJO CON ATENCIÓN Y MEDITA.

 


5) PARA COMPROMETERNOS CON LA REALIDAD

  ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?

6) Juntos oramos la siguiente oración y rezamos el Padre Nuestro.

Oh Padre,  tú has obrado signos maravillosos, del cielo has hecho oír tu voz  para que el mundo creyese que tu Verbo estaba en medio de nosotros. Con el Espíritu, que se posaba sobre Él como paloma, has consagrado a Jesús para que los seres humanos reconociesen en Él al Mesías,  enviado a traer a los pobres la buena noticia.  Concédenos darte gracias y glorificarte  por este don sin medida,  por haber enviado a tu Hijo, nuestro hermano y maestro.    AMÉN.