8 de Septiembre. Domingo 23 del Tiempo Ordinario. Mc 7, 31-37
ORACIÓN
Espíritu de la Verdad, que procedes del Padre y del Hijo y que hablaste por los profetas: acude en nuestra ayuda y revélanos el sentido de las Escrituras. Tú, que eres Espíritu de Vida, haz que el texto bíblico se convierta para nosotros en Palabra viva y liberadora, que produzca en cada persona la adhesión y el seguimiento de Jesús para la construcción del Reino de Dios. AMÉN.
1) PARA PERMANECER EN EL TEXTO.
- Una persona proclama con solemnidad el texto Bíblico
- Cada persona lee en silencio el texto bíblico para profundizar
Cuando Jesús volvía de la región de Tiro, pasó por Sidón y fue hacia el mar de Galilea, atravesando el territorio de la Decápolis. 32 Entonces le presentaron a un sordomudo y le pidieron que le impusiera las manos. 33 Jesús lo separó de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos en las orejas y con su saliva le tocó la lengua. 34 Después, levantando los ojos al cielo, suspiró y le dijo: «Efatá», que significa: «Ábrete». 35 Y en seguida se abrieron sus oídos, se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente. 36 Jesús les mandó insistentemente que no dijeran nada a nadie, pero cuanto más insistía, ellos más lo proclamaban 37 y, en el colmo de la admiración, decían: «Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos».
- Leer la palabra o frase que te ha llamado la atención
- Por qué esta palabra o frase me llama la atención.
2) PARA PROFUNDIZAR EL TEXTO
- ¿Dónde suceden estos hechos en el texto?
- ¿A quién le presentan a Jesús?
- ¿Qué gestos hace Jesús?
- ¿Qué pide a la gente que ha visto la sanación?
- ¿Cómo reaccionó la gente y qué decía?
La curación de un sordomudo en la región pagana de Sidón está narrada por Marcos con una intención claramente pedagógica. Es un enfermo muy especial. Ni oye ni habla. Vive encerrado en sí mismo, sin comunicarse con nadie. No se entera de que Jesús está pasando cerca de él. Son otros los que lo llevan hasta el Profeta.
También la actuación de Jesús es especial. No impone sus manos sobre él como le han pedido, sino que lo toma aparte y lo lleva a un lugar retirado de la gente. Allí trabaja intensamente, primero sus oídos y luego su lengua. Quiere que el enfermo sienta su contacto curador. Solo un encuentro profundo con Jesús podrá curarlo de una sordera tan tenaz.
Al parecer, no es suficiente todo aquel esfuerzo. La sordera se resiste. Entonces Jesús acude al Padre, fuente de toda salvación: mirando al cielo, suspira y grita al enfermo una sola palabra: “Effetá”, es decir, “Abrete”. Esta es la única palabra que pronuncia Jesús en todo el relato. No está dirigida a los oídos del sordo sino a su corazón.
Sin duda, Marcos quiere que esta palabra de Jesús resuene con fuerza en las comunidades cristianas que leerán su relato. Conoce bien lo fácil que es vivir sordos a la Palabra de Dios. También hoy hay cristianos que no se abren a la Buena Noticia de Jesús ni hablan a nadie de su fe. Comunidades sordomudas que escuchan poco el Evangelio y lo comunican mal.
Tal vez uno de los pecados más graves de los cristianos de hoy es esta sordera. No nos detenemos a escuchar el Evangelio de Jesús. No vivimos con el corazón abierto para acoger sus palabras. Por eso, no sabemos escuchar con paciencia y compasión a tantos que sufren sin recibir apenas el cariño ni la atención de nadie.
A veces se diría que la Iglesia, nacida de Jesús para anunciar su Buena Noticia, va haciendo su propio camino, olvidada con frecuencia de la vida concreta de preocupaciones, miedos, trabajos y esperanzas de la gente. Si no escuchamos bien las llamadas de Jesús, no pondremos palabras de esperanza en la vida de los que sufren.
Hay algo paradójico en algunos discursos de la Iglesia. Se dicen grandes verdades, pero no tocan el corazón de las personas. Algo de esto está sucediendo en estos tiempos de crisis. La sociedad no está esperando “doctrina social” de los especialistas, pero escucha con atención una palabra clarividente, inspirada en el Evangelio de Jesús cuando es pronunciada por una Iglesia sensible al sufrimiento de las víctimas, y que sabe salir instintivamente en su defensa invitando a todos a estar cerca de quienes más ayuda necesitan para vivir con dignidad.
3) RELACIÓN CON NUESTRA VIDA
- En la Iglesia, muchas veces la comunidad no participa activamente. ¿Qué hacemos para dar protagonismo a la gente?
- «Todo lo hizo bien». ¿También pueden decir esto de nosotros y de nuestra comunidad?
4) OBSERVA EL DIBUJO CON ATENCIÓN Y MEDITA
5) PARA COMPROMETERNOS CON LA REALIDAD
- ¿Qué podemos hacer en concreto para transmitir cosas que hizo y que enseñó Jesús?
Juntos oramos la siguiente oración y rezamos el Padre Nuestro.
Señor de la Vida, te ofrecemos nuestra vida para ser portavoz de tu mensaje. En nuestra voz tus palabras, Señor, para dar a conocer tu Palabra. En nuestra voz tus palabras, Señor, para servir la causa de tu Reino y anunciar tu presencia. Abre, Jesús, nuestros oídos y boca, para llenarlos de tu mensaje, para ser tus testigos y el eco de tus palabras.