sábado, 16 de agosto de 2025

Kerigma de agosto del 2025

 17 de Agosto.  XX del Tiempo Ordinario.   Lc 12, 49-53

Oración

Señor, tú tienes palabras de vida eterna.

Tu palabra es perfecta.

Es alimento y medicina.

Alegra el corazón y hace descansar.

Dios todopoderoso y eterno, 

te pedimos entregarnos a ti con fidelidad y 

servirte con sincero corazón. 

Por nuestro Señor Jesucristo. Amen


 1) PARA PERMANECER EN EL TEXTO.

Una persona  proclama con solemnidad el texto Bíblico

Cada persona lee en silencio el texto bíblico para profundizar

He venido a traer fuego a la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera ardiendo!  50 Pero también he de recibir un bautismo y ¡qué angustia siento hasta que no se haya cumplido!

51 ¿Creen ustedes que he venido para establecer la paz en la tierra? Les digo que no; más bien he venido a traer división. 52Pues de ahora en adelante hasta en una casa de cinco personas habrá división: tres contra dos y dos contra tres.  53 El padre estará contra del hijo y el hijo contra el padre; la madre contra la hija y la hija contra la madre; la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.»


Leer la palabra o frase  e que te  ha llamado la atención

Por qué esta palabra o frase me llama la atención.


2) PARA PROFUNDIZAR EL TEXTO

Que desea Jesús del fuego que ha venido a traer sobre la tierra? ¿Porque Jesús siente angustia? 

¿Jesús vino a traer paz a la tierra? ¿Qué vino a traer? 

¿Cómo entender las frases de Jesús hoy?


PRENDER FUEGO

José Antonio Pagola

 

Son bastantes los cristianos que, profundamente arraigados en una situación de bienestar, tienden a considerar el cristianismo como una religión que, invariablemente, debe preocuparse de mantener la ley y el orden establecido.

Por eso, resulta tan extraño escuchar en boca de Jesús dichos que invitan, no al inmovilismo y conservadurismo, sino a la transformación profunda y radical de la sociedad: «He venido a prender fuego en el mundo y ojalá estuviera ya ardiendo… ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división».

No nos resulta fácil ver a Jesús como alguien que trae un fuego destinado a destruir tanta mentira, violencia e injusticia. Un Espíritu capaz de transformar el mundo, de manera radical, aun a costa de enfrentar y dividir a las personas.

El creyente en Jesús no es una persona fatalista que se resigna ante la situación, buscando, por encima de todo, tranquilidad y falsa paz. No es un inmovilista que justifica el actual orden de cosas, sin trabajar con ánimo creador y solidario por un mundo mejor. Tampoco es un rebelde que, movido por el resentimiento, echa abajo todo para asumir él mismo el lugar de aquellos a los que ha derribado.

El que ha entendido a Jesús actúa movido por la pasión y aspiración de colaborar en un cambio total. El verdadero cristiano lleva la «revolución» en su corazón. Una revolución que no es «golpe de estado», cambio cualquiera de gobierno, insurrección o relevo político, sino búsqueda de una sociedad más justa.

El orden que, con frecuencia, defendemos, es todavía un desorden. Porque no hemos logrado dar de comer a todos los hambrientos, ni garantizar sus derechos a toda persona, ni siquiera eliminar las guerras o destruir las armas nucleares.

Necesitamos una revolución más profunda que las revoluciones económicas. Una revolución que transforme las conciencias de los hombres y de los pueblos. H. Marcuse escribía que necesitamos un mundo «en el que la competencia, la lucha de los individuos unos contra otros, el engaño, la crueldad y la masacre ya no tengan razón de ser».

Quien sigue a Jesús, vive buscando ardientemente que el fuego encendido por él arda cada vez más en este mundo. Pero, antes que nada, se exige a sí mismo una transformación radical: «solo se pide a los cristianos que sean auténticos. Esta es verdaderamente la revolución» (E. Mounier).

 José Antonio Pagola


 3) RELACIÓN CON NUESTRA VIDA

¿Cuáles son las causas más frecuentes de las divisiones en las familias? ¿Son por culpa de sus miembros o por causa de Jesús?

¿El creer en Jesús te trajo algún cambio?

¿El creer en Jesús cambio tu vida? ¿En qué?

¿Te sentiste alguna vez feliz de creer en Jesús?


4) OBSERVA EL DIBUJO CON ATENCIÓN Y MEDITA.

 




5) PARA COMPROMETERNOS CON LA REALIDAD

¿Esta semana en que podemos cambiar para seguir a Jesús?


6) Juntos oramos la siguiente oración y rezamos el Padre Nuestro.

El Señor es mi pastor,

nada me puede faltar.


Él me hace descansar en verdes praderas,

me conduce a las aguas tranquilas

y repara mis fuerzas;

me guía por el recto sendero,

por amor de su Nombre.


Aunque cruce por oscuras quebradas,

no temeré ningún mal,

porque tú estás conmigo:

tu vara y tu bastón me infunden confianza.