21 de diciembre. IV de Adviento. Mt 1, 18-24
Oración
Dios Nuestro, Padre de la luz. Tú enviaste al mundo a tu Hijo, Palabra hecha carne, para mostrarlo a nosotros los hombres y mujeres. Envía ahora el Espíritu Santo sobre nosotros, a fin de que podamos encontrar a Jesucristo en esta palabra que viene de Ti, y lo podamos conocer más intensamente y conociéndolo, lo amemos más plenamente con nuestra vida, nuestra oración y nuestra fe, alcanzando así la bienaventuranza del reino.
1) PARA PERMANECER EN EL TEXTO.
• Una persona proclama con solemnidad el texto Bíblico
• Cada persona lee en silencio el texto bíblico para profundizar
Este fue el principio de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José; pero antes de que vivieran juntos, quedó embarazada por obra del Espíritu Santo. 19 Su esposo, José, pensó despedirla, pero como era un hombre bueno, quiso actuar discretamente para no difamarla. 20 Mientras lo estaba pensando, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, descendiente de David, no tengas miedo de llevarte a María, tu esposa, a tu casa; si bien está esperando por obra del Espíritu Santo, 21 tú eres el que pondrás el nombre al hijo que dará a luz. Y lo llamarás Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados». 22 Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta: 23 La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa: Dios-con-nosotros. 24 Cuando José se despertó, hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado y tomó consigo a su esposa. 25 Y sin que hubieran tenido relaciones, dio a luz un hijo, al que puso por nombre Jesús.
• Leer la palabra o frase que te ha llamado la atención
• Por qué esta palabra o frase me llama la atención.
2) PARA PROFUNDIZAR EL TEXTO
• ¿Jesús le debe su existencia no a una generación humana, sino a la obra creadora de Dios, ¿Qué significa esto?
• ¿Cuál es el sentido del nombre de Jesús? ¿Qué tiene que ver conmigo?
• Por qué María no avisa a José de que va a ser madre?
• ¿Por qué José se calla?
• ¿Cómo actúa el Espíritu Santo en María?
EXPERIENCIA INTERIOR
José Antonio Pagola
El evangelista Mateo tiene un interés especial en decir a sus lectores que Jesús ha de ser llamado también “Emmanuel”. Sabe muy bien que puede resultar chocante y extraño. ¿A quién se le puede llamar con un nombre que significa “Dios con nosotros”? Sin embargo, este nombre encierra el núcleo de la fe cristiana y es el centro de la celebración de la Navidad.
Ese misterio último que nos rodea por todas partes y que los creyentes llamamos “Dios” no es algo lejano y distante. Está con todos y cada uno de nosotros. ¿Cómo lo puedo saber? ¿Es posible creer de manera razonable que Dios está conmigo, si yo no tengo alguna experiencia personal por pequeña que sea?
De ordinario, a los cristianos no se nos ha enseñado a percibir la presencia del misterio de Dios en nuestro interior. Por eso, muchos lo imaginan en algún lugar indefinido y abstracto del Universo. Otros lo buscan adorando a Cristo presente en la eucaristía. Bastantes tratan de escucharlo en la Biblia. Para otros, el mejor camino es Jesús.
El misterio de Dios tiene, sin duda, sus caminos para hacerse presente en cada vida. Pero se puede decir que, en la cultura actual, si no lo experimentamos de alguna manera dentro de nosotros, difícilmente lo hallaremos fuera. Por el contrario, si percibimos su presencia en nuestro interior, nos será más fácil rastrear su misterio en nuestro entorno.
¿Es posible? El secreto consiste, sobre todo, en saber estar con los ojos cerrados y en silencio apacible, acogiendo con un corazón sencillo esa presencia misteriosa que nos está alentando y sosteniendo. No se trata de pensar en eso, sino de estar “acogiendo” la paz, la vida, el amor, el perdón... que nos llega desde lo más íntimo de nuestro ser.
Es normal que, al adentrarnos en nuestro propio misterio, nos encontremos con nuestros miedos y preocupaciones, nuestras heridas y tristezas, nuestra mediocridad y nuestro pecado. No hemos de inquietarnos, sino permanecer en el silencio. La presencia amistosa que está en el fondo más íntimo de nosotros nos irá apaciguando, liberando y sanando.
Karl Rahner, uno de los teólogos más importantes del siglo veinte, afirma que, en medio de la sociedad secular de nuestros días, “esta experiencia del corazón es la única con la que se puede comprender el mensaje de fe de la Navidad: Dios se ha hecho hombre”. El misterio último de la vida es un misterio de bondad, de perdón y salvación, que está con nosotros: dentro de todos y cada uno de nosotros. Si lo acogemos en silencio, conoceremos la alegría de la Navidad.
3) RELACIÓN CON NUESTRA VIDA
• ¿Cuál es el don más importante que Dios me ofrece en esta Navidad?
• ¿Cómo actúa el Espíritu Santo en nosotros?
• Dios está con nosotros. ¿me doy cuenta de lo que esto significa?
4) OBSERVA EL DIBUJO CON ATENCIÓN Y MEDITA.
5) PARA COMPROMETERNOS CON LA REALIDAD
• ¿Qué nos toca a hacer a nosotros para que toda lengua proclame: Jesucristo es el Señor?
6) Juntos oramos la siguiente oración y rezamos el Padre Nuestro.
Gracias Señor por tu Palabra Salvadora. Gracias por venir a enseñarnos un nuevo camino que nos lleva hacia Ti. La cruz redentora. Gracias por aceptar venir a salvarme, a liberarme, a hacerme una nueva creatura. Te declaramos Rey de nuestras vidas, Reina Jesús por siempre en mi vida y en mi corazón. Amén.