Caminando Juntos. 14 de febrero. Domingo 6 Tiempo Ordinario. Mc 1, 40-45
Oración
1) PARA PERMANECER EN EL TEXTO.
·
Una
persona proclama con solemnidad el texto
Bíblico
· Cada persona
lee en silencio el texto bíblico para profundizar
·
Por qué
esta palabra o frase me llama la atención.
2) PARA
PROFUNDIZAR EL TEXTO
·
¿Cómo se expresa en este texto la
marginación de los leprosos?
·
Describe cómo Jesús acoge, sana y
reintegra al leproso. Intentemos observar bien todos los detalles.
·
¿Qué advertencia da Jesús al
leproso sanado?
· ¿Qué consecuencia sufrió Jesús por asumir la causa de los excluidos.
De forma inesperada, un leproso «se acerca a Jesús». Según la ley, no puede entrar en contacto con nadie. Es un «impuro» y ha de vivir aislado. Tampoco puede entrar en el templo. ¿Cómo va a acoger Dios en su presencia a un ser tan repugnante? Su destino es vivir excluido. Así lo establece la ley.
A pesar de todo, este leproso desesperado se atreve a desafiar todas las normas. Sabe que está obrando mal. Por eso se pone de rodillas. No se arriesga a hablar con Jesús de frente. Desde el suelo, le hace esta súplica: «Si quieres, puedes limpiarme». Sabe que Jesús lo puede curar, pero ¿querrá limpiarlo?, ¿se atreverá a sacarlo de la exclusión a la que está sometido en nombre de Dios?
Sorprende la emoción que le produce a Jesús la cercanía del leproso. No se horroriza ni se echa atrás. Ante la situación de aquel pobre hombre, «se conmueve hasta las entrañas». La ternura lo desborda. ¿Cómo no va a querer limpiarlo él, que sólo vive movido por la compasión de Dios hacia sus hijos e hijas más indefensos y despreciados?
Sin dudarlo, «extiende la mano» hacia aquel hombre y
«toca» su piel despreciada por los puros. Sabe que está prohibido por la
ley y que, con este gesto, está reafirmando la trasgresión iniciada por el
leproso. Sólo lo mueve la compasión: «Quiero: queda limpio».
Esto es lo que quiere el Dios encarnado en Jesús: limpiar el mundo
de exclusiones que van contra su compasión de Padre. No es Dios quien excluye,
sino nuestras leyes e instituciones. No es Dios quien margina, sino nosotros.
En adelante, todos han de tener claro que a nadie se ha de excluir en nombre de
Jesús.
Para Jesús, lo primero es la persona que sufre y no la norma.
Poner siempre por delante la norma es la mejor manera de ir perdiendo la
sensibilidad de Jesús ante los despreciados y rechazados. La mejor manera de
vivir sin compasión.
3) RELACIÓN CON NUESTRA VIDA
·
¿Qué leyes, creencias o tradiciones excluyen y maltratan hoy a las
personas?
·
¿Cuáles son hoy, las
categorías de personas excluidas y evitadas en la sociedad y en la Iglesia?
·
¿En nuestras actitudes cotidianas
de qué manera excluimos y juzgamos a los demás?
4) OBSERVA EL DIBUJO CON ATENCIÓN Y MEDITA.
5) PARA
COMPROMETERNOS CON LA REALIDAD
¿Cuál es el mensaje
del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se
haga realidad?
Juntos oramos la siguiente oración y rezamos el Padre Nuestro.
Padre creador, que nos amas y nos llamas cada día a conformar nuestra vida en tu Hijo, nuestro hermano y maestro. Danos riesgo y libertad para asumir el proyecto de tu Hijo para la construcción de una sociedad justa e igualitaria en donde cada persona encuentre su propio lugar y valía, en la que la ley no sea utilizada para beneficio de unos cuantos privilegiados sino para defender la Vida en todas sus expresiones, especialmente aquella que se encuentra en situación de peligro o desprotección. Tú que vives y amas por los siglos de los siglos. Padre Nuestro, que estás en el cielo. Amén.