27 de febrero. Domingo VIII Tiempo Ordinario. Lc 6, 39-45
Oración
Ven Espíritu Santo. Ilumínanos con tu luz para acoger hoy la Palabra de Dios. Abre nuestras inteligencias y nuestros corazones para comprenderla y danos la gracia, la voluntad y el valor necesario para vivirla en nuestras vidas. AMÉN.
1) PARA PERMANECER EN EL TEXTO.
• Una persona proclama con solemnidad el texto Bíblico
• Cada persona lee en silencio el texto bíblico para profundizar
39 Jesús les puso también esta comparación: «¿Puede un ciego guiar a otro ciego? Ciertamente caerán ambos en algún hoyo. 40 El discípulo no está por encima de su maestro, pero si se deja formar, se parecerá a su maestro. 41 ¿Y por qué te fijas en la pelusa que tiene tu hermano en un ojo, si no eres consciente de la viga que tienes en el tuyo? 42 ¿Cómo puedes decir a tu hermano: ‘’Hermano, deja que te saque la pelusa que tienes en el ojo’’, si tú no ves la viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo para que veas con claridad, y entonces sacarás la pelusa del ojo de tu hermano. 43 No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni tampoco árbol malo que dé frutos buenos. 44 Cada árbol se conoce por sus frutos. No se recogen higos de los espinos ni se sacan uvas de las zarzas. 45 Así, el hombre bueno saca cosas buenas del tesoro que tiene en su corazón, mientras que el malo, de su fondo malo saca cosas malas. La boca habla de lo que está lleno el corazón.
• Leer la palabra o frase que te ha llamado la atención
• Por qué esta palabra o frase me llama la atención.
2) PARA PROFUNDIZAR EL TEXTO
• ¿El discípulo puede superar al Maestro?
• ¿Qué hay que hacer antes de tratar de corregir al hermano?
• ¿Cuál es la raíz de las palabras y obras buenas y malas?
• El hecho comienza con una palabra clara de Jesús: «No juzguen, para que no sean juzgados». Por lo tanto, si no quieres ser juzgado no juzgues a los demás. Y el Señor va un paso por delante, indicando precisamente el criterio de la medida: «porque con el juicio con el que juzguen serán juzgados, y con la medida con la que midan se les medirá». (Papa Francisco)
• Todos queremos, el día del juicio, que el Señor nos mire con benevolencia, que el Señor se olvide de tantas cosas feas que hemos hecho en la vida. Y esto es justo, porque somos hijos, y esto es lo que un hijo se espera del padre, siempre. Pero si tú juzgas continuamente a los demás, con la misma medida serás juzgado: esto está claro. (Papa Francisco)
• Primero, el mandamiento, el hecho: «No juzguen para que no sean juzgados», segundo, la medida será la misma que usan para los hermanos. Y después, el tercer paso: «mírate al espejo para verte, cómo eres» Las palabras de Jesús son claras: «¿por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano y no te das cuenta de la viga que tienes en el tuyo?». ¿O cómo dirás a tu hermano: «deja que quite la paja de tu ojo» mientras tienes la viga en tu ojo?». (Papa Francisco)
• ¿Cómo nos clasifica el Señor cuando hacemos esto? Sólo una palabra: «hipócrita, saca primero la viga de tu ojo y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano»». En realidad, no debería sorprender la reacción del Señor que se enfada; es muy fuerte, y parece incluso que nos insulte: dice «hipócrita» a quien juzga a los demás. (Papa Francisco)
• ¡El juicio ¡sólo a Dios, sólo a Él! A nosotros nos compete más bien el amor, la comprensión, el rezar por los demás cuando vemos cosas que no están bien, si es necesario también hablar con ellos para ponerlos en guardia si algo no parece ir en la dirección correcta. En todo caso nunca juzgar, nunca, porque si nosotros juzgamos es hipocresía. (Papa Francisco)
• Cuando juzgamos nos colocamos en el lugar de Dios, esto es verdad, pero nuestro juicio es un pobre juicio: nunca, nunca puede ser un verdadero juicio. Porque el verdadero juicio es el que da Dios. Y ¿por qué el nuestro no puede ser como el de Dios? Porque a nuestro juicio le falta la misericordia y cuando Dios juzga, juzga con misericordia. (Papa Francisco)
3) RELACIÓN CON NUESTRA VIDA
• ¿Existe en nuestra comunidad la corrección fraterna? ¿Cómo se corrige con caridad y humildad propia?
• ¿Nuestra comunidad parece más bien a un árbol con lindas hojas, pero estéril, o un árbol que da buenos frutos?
4) OBSERVA EL DIBUJO CON ATENCIÓN Y MEDITA.
5) PARA COMPROMETERNOS CON LA REALIDAD
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?
Juntos oramos la siguiente oración y rezamos el Padre Nuestro.
Mirar como Tú miras, con ojos claros y limpios, comprendiendo siempre al hermano…
Saberse discípulo, no tenerse por maestro y gozar del aprendizaje diario… Conocer a los árboles por su fruto, no esperar higos de las zarzas, ni uvas de los espinos… Almacenar bondad en el corazón, cultivar una solidaridad real y sentir que nos desborda el bien… Reconocer que no todo es tierra firme, construir sobre roca nuestra casa, no tener miedo a huracanes y riadas… Admitir la pequeñez y los fallos propios, quitar pronto la viga de nuestro ojo, no humillar al hermano por no ser como nosotros. Amen