8 de mayo. Domingo 4 de Pascua. Jn 10, 27-30
Oración
Señor, abre nuestro corazón, abre nuestro ser a tu ser, ábrenos a la Vida con el poder misterioso de tu Palabra. Haznos escuchar, haznos comer y gustar este alimento que da vida; ¡ve cómo nos es indispensable! Envía, ahora, el buen fruto de tu Espíritu Santo para que realice en nosotros(as) lo que leamos y meditemos sobre Ti. AMÉN.
1) PARA PERMANECER EN EL TEXTO.
• Una persona proclama con solemnidad el texto Bíblico
• Cada persona lee en silencio el texto bíblico para profundizar
Mis ovejas escuchan mi voz y yo las conozco. Ellas me siguen, 28 y yo les doy vida eterna. Nunca perecerán y nadie las arrebatará jamás de mi mano. 29 Aquello que el Padre me ha dado lo superará todo, y nadie puede arrebatarlo de la mano de mi Padre. 30 Yo y el Pad re somos una sola cosa.»
• Leer la palabra o frase que te ha llamado la atención
• Por qué esta palabra o frase me llama la atención.
2) PARA PROFUNDIZAR EL TEXTO
• ¿Qué promete Jesús al que siga sus pasos, es decir, trabaje por el Reino?
• ¿Cuál es el don de Jesús para quienes escuchan su voz y lo siguen?
• ¿Cuál es la misión que le dio el Padre y por la cual Jesús entrega su propia vida por cumplirla?
• ¿Cuál es la relación entre Jesús y su Padre?
Las ovejas de Jesús escuchan su voz: no se trata sólo de una escucha externa sino de una escucha atenta, hasta la escucha obediente. En el discurso del buen pastor esta escucha expresa la confianza y la unión de las ovejas al pastor. El adjetivo «mías» no indica solamente la simple posesión de las ovejas, sino que pone en evidencia que las ovejas le pertenecen, y le pertenecen en cuanto que Él es el propietario.
He aquí, pues, que se establece una relación íntima entre Jesús y las ovejas:«y yo las conozco» no se trata de un conocimiento intelectual; en el sentido bíblico “conocer a alguien” significa, sobre todo, tener una relación personal con él, vivir en cierto sentido en comunión con él. Un conocimiento que no excluye los trazos humanos de la simpatía, amor, comunión de naturaleza.
En virtud de este conocimiento de amor, el Pastor invita a los suyos a seguirlo. La escucha de la palabra comporta un discernimiento, para que entre todas las voces posibles, elijan la que corresponde a una persona concreta (Jesús). Como consecuencia de este discernimiento, la respuesta se hace activa, personal y se convierte en obediencia. Esta proviene de la escucha. Por lo tanto, entre la escucha y el seguimiento del Pastor está conocer a Jesús.
El conocimiento de Jesús hacia sus ovejas abre un itinerario que conduce al amor: «Yo les doy la vida eterna». Para el evangelista la vida es el don de la comunión con Dios. Mientras en los sinópticos la ‘vida’ o ‘vida eterna’ esta unida al futuro; en el evangelio de Juan está unida a una posesión actual. Este aspecto se repite con frecuencia en la narración de Juan: «El que cree en el Hijo tiene vida eterna»; «En verdad, en verdad les digo: el que escucha mi Palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna».
3) RELACIÓN CON NUESTRA VIDA
• ¿Hay espacios en nuestra vida que dedicamos, de modo particular, a la escucha de la Palabra de Dios?
• ¿Soy “buen pastor” de las personas que tengo a mi cargo (en la familia, en el trabajo, en la comunidad cristiana...)?
4) OBSERVA EL DIBUJO CON ATENCIÓN Y MEDITA.
5) PARA COMPROMETERNOS CON LA REALIDAD
• ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?
6) Juntos oramos la siguiente oración y rezamos el Padre Nuestro.
Dios, Padre nuestro, que enviaste a tu Hijo Jesús como Buen Pastor que dio su vida por las ovejas: te pedimos nos des muchos pastores según tu corazón, para que, animados por el ejemplo de Jesús, conduzcan a tu pueblo con decisión por los nuevos caminos que los tiempos actuales requieren. Ayúdanos a trabajar, según tu ejemplo, para que las personas vivan con dignidad, justicia, libertad y paz.AMÉN.