sábado, 14 de enero de 2023

Kerigma de Enero

 15 de enero.  Domingo 2   del  T. Ordinario.   Jn 1, 29-34

Oración

 Señor, gracias por tu Palabra que me invita a tener los ojos abiertos y los oídos atentos para reconocerte en todo lo que me sucede. Ayúdame, Señor, para que con mi vida yo pueda decirles a mis amigos quién eres tú, no tanto por lo que sé, sino porque te he experimentado vivo y presente en mi camino. Amén.


1) PARA PERMANECER EN EL TEXTO.

Una persona  proclama con solemnidad el texto Bíblico

Cada persona lee en silencio el texto bíblico para profundizar


Al día siguiente Juan vio a Jesús que venía a su encuentro, y exclamó: «Ahí viene el Cordero de Dios, el que carga con el pecado del mundo.  30 De él yo hablaba al decir: “Detrás de mí viene un hombre que ya está delante de mí, porque era antes que yo”. 31 Yo no lo conocía, pero mi bautismo con agua y mi venida misma eran para él, para que se diera a conocer a Israel.» 32 Y Juan dio este testimonio: «He visto al Espíritu bajar del cielo como una paloma y quedarse sobre él.  33 Yo no lo conocía, pero Aquel que me envió a bautizar con agua, me dijo también: “Verás al Espíritu bajar sobre aquel que ha de bautizar con el Espíritu Santo, y se quedará en él”.  34 Sí, yo lo he visto, y declaro que éste es el Elegido de Dios.»


Leer la palabra o frase  e que te  ha llamado la atención

Por qué esta palabra o frase me llama la atención.


2) PARA PROFUNDIZAR EL TEXTO

¿Juan pasó de llamar a Jesús Cordero de Dios a llamarlo Hijo de Dios. ¿Podrías descubrir en el texto el proceso que él mismo hizo?

¿En qué hago consistir el testimonio que estoy llamado a dar de Jesús?


 

CON EL FUEGO DEL ESPÍRITU.

José Antonio Pagola


 Las primeras comunidades cristianas se preocuparon de diferenciar bien el bautismo de Juan que sumergía a las gentes en las aguas del Jordán y el bautismo de Jesús que comunicaba su Espíritu para limpiar, renovar y transformar el corazón de sus seguidores. Sin ese Espíritu de Jesús, la Iglesia se apaga y se extingue.

Sólo el Espíritu de Jesús puede poner más verdad en el cristianismo actual. Solo su Espíritu nos puede conducir a recuperar nuestra verdadera identidad, abandonando caminos que nos desvían una y otra vez del Evangelio. Solo ese Espíritu nos puede dar luz y fuerza para emprender la renovación que necesita hoy la Iglesia.

El Papa Francisco sabe muy bien que el mayor obstáculo para poner en marcha una nueva etapa evangelizadora es la mediocridad espiritual. Lo dice de manera rotunda. Desea alentar con todas sus fuerzas una etapa “más ardiente, alegre, generosa, audaz, llena de amor hasta el fin, y de vida contagiosa”. Pero todo será insuficiente, “si no arde en los corazones el fuego del Espíritu”.

Por eso busca para la Iglesia de hoy “evangelizadores con Espíritu” que se abran sin miedo a su acción y encuentren en ese Espíritu Santo de Jesús “la fuerza para anunciar la verdad del Evangelio con audacia, en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente”.

La renovación que el Papa quiere impulsar en el cristianismo actual no es posible “cuando la falta de una espiritualidad profunda se traduce en pesimismo, fatalismo y desconfianza”, o cuando nos lleva a pensar que “nada puede cambiar” y por tanto “es inútil esforzarse”, o cuando bajamos los brazos definitivamente, “dominados por un descontento crónico o por una acedia que seca el alma”.

Francisco nos advierte que “a veces perdemos el entusiasmo al olvidar que el Evangelio responde a las necesidades más profundas de las personas”. Sin embargo no es así. El Papa expresa con fuerza su convicción: “no es lo mismo haber conocido a Jesús que no conocerlo, no es lo mismo caminar con él que caminar a tientas, no es lo mismo poder escucharlo que ignorar su Palabra... no es lo mismo tratar de construir el mundo con su Evangelio que hacerlo solo con la propia razón”.

Todo esto lo hemos de descubrir por experiencia personal en Jesús. De lo contrario, a quien no lo descubre, “pronto le falta fuerza y pasión; y una persona que no está convencida, entusiasmada, segura, enamorada, no convence a nadie”. ¿No estará aquí uno de los principales obstáculos para impulsar la renovación querida por el Papa Francisco?

 

 3) RELACIÓN CON NUESTRA VIDA

¿Ayudo a otros a reconocer la presencia de Cristo en ellos? ¿Cómo? 

¿Alguna vez recibiste el Espíritu Santo? ¿Cuando?


4) OBSERVA EL DIBUJO CON ATENCIÓN Y MEDITA.

 





5) PARA COMPROMETERNOS CON LA REALIDAD

Juan Bautista preparó el camino del Señor. ¿Cómo estamos preparando este año su venida a nivel personal, familiar y comunitario?


6) Juntos oramos la siguiente oración y rezamos el Padre Nuestro.

Te ensalzaré, Dios mío, mi Rey,

bendeciré tu nombre por siempre;

todos los días te bendeciré,

alabaré tu nombre por siempre. (Sal 145,1-2)