28 de Julio. Domingo 17 del Tiempo Ordinario. Jn 6, 1-15
Oración
Padre Bueno, que nos has entregado a tu Hijo Jesús, envíanos ahora tu Espíritu Santo. Danos siempre el pan cotidiano del cuerpo y del espíritu y haz que susciten en nosotros hambre y sed de Ti, especialmente de tu Palabra. Abre nuestros oídos y corazón para acogerla hoy. AMÉN.
3) PARA PERMANECER EN EL TEXTO.
• Una persona proclama con solemnidad el texto Bíblico
• Cada persona lee en silencio el texto bíblico para profundizar
Después Jesús pasó a la otra orilla del lago de Galilea, cerca de Tiberíades. 2 Le seguía un enorme gentío a causa de las señales milagrosas que le veían hacer en los enfermos. 3 Jesús subió al monte y se sentó allí con sus discípulos. 4 Se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos.
5 Jesús, pues, levantó los ojos y, al ver el numeroso gentío que acudía a él, dijo a Felipe: «¿Dónde iremos a comprar pan para que coma esa gente?» 6 Se lo preguntaba para ponerlo a prueba, pues él sabía bien lo que iba a hacer. 7 Felipe le respondió: «Doscientas monedas de plata no alcanzarían para dar a cada uno un pedazo.» 8 Otro discípulo, Andrés, hermano de Simón Pedro, dijo: 9 «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados. Pero, ¿qué es esto para tanta gente?» 10 Jesús les dijo: «Hagan que se siente la gente.»
10 Había mucho pasto en aquel lugar, y se sentaron los hombres en número de unos cinco mil. 11 Entonces Jesús tomó los panes, dio las gracias y los repartió entre los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los pescados, y todos recibieron cuanto quisieron. 12 Cuando quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: «Recojan los pedazos que han sobrado para que no se pierda nada.» 13 Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos que no se habían comido: eran las sobras de los cinco panes de cebada. 14 Al ver la señal que Jesús había hecho, los hombres decían: «Este es sin duda el Profeta que había de venir al mundo.» 15 Jesús se dio cuenta de que iban a tomarlo por la fuerza para proclamarlo rey, y nuevamente huyó al monte él solo.
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4) PARA PROFUNDIZAR EL TEXTO
• ¿Por qué seguía a Jesús tanta gente?
• ¿Cuál es la preocupación de Jesús a ver la multitud?
• ¿Qué dice Andrés después de encontrar un niño que tenía algo para comer?
• ¿Qué gestos realiza Jesús con los panes y pescados?
• ¿Qué sucedió a partir del gesto-signo de Jesús?
• ¿Qué decía la gente al ver lo que hizo Jesús?
• ¿Y cómo reaccionó Jesús?
EL GESTO DE UN JOVEN
José Antonio Pagola
De todos los hechos realizados por Jesús durante su actividad profética, el más recordado por las primeras comunidades cristianas fue seguramente una comida multitudinaria organizada por él en medio del campo, en las cercanías del lago de Galilea. Es el único episodio recogido en todos los evangelios.
El contenido del relato es de una gran riqueza. Siguiendo su costumbre, el evangelio de Juan no lo llama "milagro" sino "signo". Con ello nos invita a no quedarnos en los hechos que se narran, sino a descubrir desde la fe un sentido más profundo.
Jesús ocupa el lugar central. Nadie le pide que intervenga. Es él mismo quien intuye el hambre de aquella gente y plantea la necesidad de alimentarla. Es conmovedor saber que Jesús no solo alimentaba a la gente con la Buena Noticia de Dios, sino que le preocupaba también el hambre de sus hijos.
¿Cómo alimentar en medio del campo a una muchedumbre? Los discípulos no encuentran ninguna solución. Felipe dice que no se puede pensar en comprar pan, pues no tienen dinero. Andrés piensa que se podría compartir lo que haya, pero solo un muchacho tiene cinco panes y un par de peces. ¿Qué es eso para tantos?
Para Jesús es suficiente. Ese joven, sin nombre ni rostro, va hacer posible lo que parece imposible. Su disponibilidad para compartir todo lo que tiene es el camino para alimentar a aquellas gentes. Jesús hará lo demás. Toma en sus manos los panes del joven, da gracias a Dios y comienza a "repartirlos" entre todos.
La escena es fascinante. Una muchedumbre, sentada sobre la hierba verde del campo, compartiendo una comida gratuita un día de primavera. No es un banquete de ricos. No hay vino ni carne. Es la comida sencilla de la gente que vive junto al lago: pan de cebada y pescado en salazón. Una comida fraterna servida por Jesús a todos gracias al gesto generoso de un joven.
Esta comida compartida era para los primeros cristianos un símbolo atractivo de la comunidad nacida de Jesús para construir una humanidad nueva y fraterna. Les evocaba, al mismo tiempo, la eucaristía que celebraban el día del Señor para alimentarse del espíritu y la fuerza de Jesús, el Pan vivo venido de Dios.
Pero nunca olvidaron el gesto del joven. Si hay hambre en el mundo, no es por escasez de alimentos, sino por falta de solidaridad. Hay pan para todos, falta generosidad para compartirlo. Hemos dejado la marcha del mundo en manos del poder económico inhumano, nos da miedo compartir lo que tenemos, y la gente se muere de hambre por nuestro egoísmo irracional.
3) RELACIÓN CON NUESTRA VIDA
• ¿Somos como Felipe? ¿Pensamos poder arreglar todos los problemas con dinero?
• ¿Somos como Andrés? ¿Ni comenzamos a enfrentar los problemas porque contamos con pocos medios?
• ¿En que nos parecemos a ese niño que estaba dispuesto a compartir lo poco que tenía?
4) OBSERVA EL DIBUJO CON ATENCIÓN Y MEDITA.
5) PARA COMPROMETERNOS CON LA REALIDAD
• ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?
7) Juntos oramos la siguiente oración y rezamos el Padre Nuestro.
Enséñanos Jesús a dar nuestros «cinco panes y dos pescados». Enséñanos a ofrecer lo que tenemos, a compartirlo, a darlo con generosidad, a vivir con lo necesario, a ser generosos y desprendidos. Enséñanos a ser solidarios, enséñanos la alegría de dar, para construir el Reino, para vivir el amor, para demostrar que otro mundo es posible. AMÉN.