11 de Agosto. Domingo 19 del Tiempo Ordinario. Jn 6, 41-51Oración
Espíritu Santo de la Verdad, acude en nuestra ayuda y revélanos el sentido de las Escrituras. Te lo pedimos a ti con confianza, porque tú las inspiraste y tú las conservas. Tú, que eres Espíritu de Vida, haz que el texto bíblico se convierta en Palabra viva y liberadora, que produzca en nosotros el seguimiento de Jesús para la extensión del Reino de Dios. AMÉN.
1) PARA PERMANECER EN EL TEXTO.
• Una persona proclama con solemnidad el texto Bíblico
• Cada persona lee en silencio el texto bíblico para profundizar
Los judíos murmuraban porque Jesús había dicho: «Yo soy el pan que ha bajado del cielo.» 42 Y decían: «Conocemos a su padre y a su madre, ¿no es cierto? El no es sino Jesús, el hijo de José. ¿Cómo puede decir que ha bajado del cielo?»
43 Jesús les contestó: «No murmuren entre ustedes. 44 Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me envió. Y yo lo resucitaré en el último día. 45 Está escrito en los Profetas: Serán todos enseñados por Dios, y es así como viene a mí toda persona que ha escuchado al Padre y ha recibido su enseñanza. 46 Pues por supuesto que nadie ha visto al Padre: sólo Aquel que ha venido de Dios ha visto al Padre.
47 En verdad les digo: El que cree tiene vida eterna. El cuerpo de Cristo, pan de vida. 48 Yo soy el pan de vida. 49 Sus antepasados comieron el maná en el desierto, pero murieron: 50 aquí tienen el pan que baja del cielo, para que lo coman y ya no mueran. 51 Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi carne, y lo daré para la vida del mundo.»
Leer la palabra o frase que te ha llamado la atención
• Por qué esta palabra o frase me llama la atención.
2) PARA PROFUNDIZAR EL TEXTO
• ¿Por qué los judíos murmuraban de Jesús?
• ¿Qué decían de Él y qué le cuestionaban?
• ¿Cuál es la diferencia entre el pan que comieron en el desierto y el pan que ofrece Jesús?
• ¿Quién es el «pan vivo bajado del cielo» y qué recibe la persona que lo come?
ATRAÍDOS POR EL PADRE HACIA JESÚS
José Antonio Pagola
Según el relato de Juan, Jesús repite cada vez de manera más abierta que viene de Dios para ofrecer a todos un alimento que da vida eterna. La gente no puede seguir escuchando algo tan escandaloso sin reaccionar. Conocen a sus padres. ¿Cómo puede decir que viene de Dios?
A nadie nos puede sorprender su reacción. ¿Es razonable creer en Jesucristo? ¿Cómo podemos creer que en ese hombre concreto, nacido poco antes de morir Herodes el Grande, y conocido por su actividad profética en la Galilea de los años treinta, se ha encarnado el Misterio insondable de Dios.
Jesús no responde a sus objeciones. Va directamente a la raíz de su incredulidad: "No sigáis murmurando". Es un error resistirse a la novedad radical de su persona obstinándose en pensar que ya saben todo acerca de su verdadera identidad. Les indicará el camino que pueden seguir.
Jesús presupone que nadie puede creer en él si no se siente atraído por su persona. Es cierto. Tal vez, desde nuestra cultura, lo entendemos hoy mejor. No nos resulta fácil creer en doctrinas o ideologías. La fe y la confianza se despiertan en nosotros cuando nos sentimos atraídos por alguien que nos hace bien y nos ayuda a vivir.
Pero Jesús les advierte de algo muy importante: "Nadie puede aceptarme si el Padre, que me ha enviado, no se lo concede". La atracción hacia Jesús la produce Dios mismo. El Padre que lo ha enviado al mundo despierta nuestro corazón para que nos acerquemos a Jesús con gozo y confianza, superando dudas y resistencias.
Por eso hemos de escuchar la voz de Dios en nuestro corazón y dejarnos conducir por él hacia Jesús. Dejarnos enseñar dócilmente por ese Padre, Creador de la vida y Amigo del ser humano: "Todo el que escucha al Padre y recibe su enseñanza me acepta a mí".
La afirmación de Jesús resulta revolucionaria para aquellos judíos. La tradición bíblica decía que el ser humano escucha en su corazón la llamada de Dios a cumplir fielmente la Ley. El profeta Jeremías había proclamado así la promesa de Dios: "Yo pondré mi Ley dentro de vosotros y la escribiré en vuestro corazón".
Las palabras de Jesús nos invitan a vivir una experiencia diferente. La conciencia no es solo el lugar recóndito y privilegiado en el que podemos escuchar la Ley de Dios. Si en lo íntimo de nuestro ser, nos sentimos atraídos por lo bueno, lo hermoso, lo noble, lo que hace bien al ser humano, lo que construye un mundo mejor, fácilmente nos sentiremos invitados por Dios a sintonizar con Jesús.
3) RELACIÓN CON NUESTRA VIDA
• ¿Vivimos hambriento de Jesús, pan de vida eterna? ¿O nos quedamos a veces con “alimentos” o “cosas materiales” que no sacian?
• ¿Qué importancia tiene en nuestra vida alimentarnos de la Palabra de Dios y del Pan repartido en la Eucaristía?
4) OBSERVA EL DIBUJO CON ATENCIÓN Y MEDITA.
5) PARA COMPROMETERNOS CON LA REALIDAD
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?
Juntos oramos la siguiente oración y rezamos el Padre Nuestro.
Danos Señor, el pan de vida que alimenta nuestra fe para vivir como discípulos y construir el Reino. Danos el pan de vida que es tu Palabra, agua viva que nos nutre y nos fecunda desde adentro. Danos el pan de vida de tus opciones, que nos ayudan a pensar hoy en nuestros caminos para seguirte. Danos el pan de vida del Espíritu que te animaba, para aprender a ser dóciles a la voluntad del Padre.