sábado, 29 de noviembre de 2025

Kerigma de noviembre del 2025

 30 de Noviembre. Primero de Adviento.   Mt 24, 37-44

Oración

Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia. Así podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.


1) PARA PERMANECER EN EL TEXTO.

Una persona  proclama con solemnidad el texto Bíblico

Cada persona lee en silencio el texto bíblico para profundizar

 37 La venida del Hijo del Hombre recordará los tiempos de Noé. 38 Unos pocos días antes del diluvio, la gente seguía comiendo y bebiendo, y se casaban hombres y mujeres, hasta el día en que Noé entró en el arca.  39 No se dieron cuenta de nada hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos. Lo mismo sucederá con la venida del Hijo del Hombre:  40 de dos hombres que estén juntos en el campo, uno será tomado, y el otro no; 41 de dos mujeres que estén juntas moliendo trigo, una será tomada, y la otra no.

42 Por eso estén despiertos, porque no saben en qué día vendrá su Señor.  43 Fíjense en esto: si un dueño de casa supiera a qué hora de la noche lo va a asaltar un ladrón, seguramente permanecería despierto para impedir el asalto a su casa. 44 Por eso, estén también ustedes preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que menos esperan.

Leer la palabra o frase   que te  ha llamado la atención

Por qué esta palabra o frase me llama la atención.

¿A qué episodio del Antiguo Testamento recurre Jesús para hablar de la venida del Hijo del Hombre?  

¿Qué situación describe Jesús para indicar el destino que las personas recibirán según las obras por ellos practicadas?

Si no sabemos el día que vendrá el Señor: ¿Qué actitud debemos asumir?

¿Qué ejemplo nos da para que estemos vigilantes y preparados para su venida?

2) PARA PROFUNDIZAR EL TEXTO

 

CON LOS OJOS ABIERTOS

José Antonio Pagola


Las primeras comunidades cristianas vivieron años muy difíciles. Perdidos en el vasto Imperio de Roma, en medio de conflictos y persecuciones, aquellos cristianos buscaban fuerza y aliento esperando la pronta venida de Jesús y recordando sus palabras: «Vigilad. Vivid despiertos. Tened los ojos abiertos. Estad alerta».

¿Significan todavía algo para nosotros estas llamadas de Jesús a vivir despiertos?

¿Qué es hoy para los cristianos poner nuestra esperanza en Dios viviendo con los ojos abiertos?

¿Dejaremos que se agote definitivamente en nuestro mundo secular la esperanza en una última justicia de Dios para esa inmensa mayoría de víctimas inocentes que sufren sin culpa alguna?

Precisamente, la manera más fácil de falsear la esperanza cristiana es esperar de Dios nuestra propia salvación eterna mientras damos la espalda al sufrimiento que hay ahora mismo en el mundo. Un día tendremos que reconocer nuestra ceguera ante Cristo Juez: ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, extranjero o desnudo, enfermo o en la cárcel, y no te asistimos? Este será nuestro diálogo final con él si vivimos con los ojos cerrados.

Hemos de despertar y abrir bien los ojos. Vivir vigilantes para mirar más allá de nuestros pequeños intereses y preocupaciones. La esperanza del cristiano no es una actitud ciega, pues no olvida a los que sufren. La espiritualidad cristiana no consiste solo en una mirada hacia el interior, pues su corazón está atento a quienes viven abandonados a su suerte.

En las comunidades cristianas hemos de cuidar cada vez más que nuestro modo de vivir la esperanza no nos lleve a la indiferencia y el olvido de los pobres. No podemos aislarnos en la religión para no oír el clamor de los que mueren diariamente de hambre. No nos está permitido alimentar nuestra ilusión de inocencia para defender nuestra tranquilidad.

Una esperanza en Dios que se olvida de los que viven en esta tierra sin poder esperar nada, ¿no puede ser considerada como una versión religiosa de un optimismo a toda costa, vivido sin lucidez ni responsabilidad? Una búsqueda de la propia salvación eterna de espaldas a los que sufren, ¿no puede ser acusada de ser un sutil «egoísmo alargado hacia el más allá»?

Probablemente, la poca sensibilidad al sufrimiento inmenso que hay en el mundo sea uno de los síntomas más graves del envejecimiento del cristianismo actual. Cuando el papa Francisco reclama «una Iglesia más pobre y de los pobres», nos está gritando su mensaje más importante e interpelador a los cristianos de los países del bienestar.

3) RELACIÓN CON NUESTRA VIDA

¿Cuál es nuestro modo de esperar la venida de Jesús? 

¿De que manera hemos sembrado  esperanza en el ambiente     donde estamos insertos?   


4) OBSERVA EL DIBUJO CON ATENCIÓN Y MEDITA.



 


5) PARA COMPROMETERNOS CON LA REALIDAD

¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?

6) Juntos oramos la siguiente oración y rezamos el Padre Nuestro. 

Padre de bondad y de amor, tú nos has prometido una vida llena de felicidad. Aumenta en nosotros la fe y haz que animados  por la esperanza de recibir lo prometido, sepamos mantenernos siempre activos y dispuestos a trabajar contigo en el cumplimiento de tus promesas. Amén.