Kerigma.
Caminando Juntos.
21 de marzo. Domingo 5 de Cuaresma.
Jn 12, 20-33
Oración
Padre bueno, te pedimos que envíes tu Espíritu en abundancia, para que sepamos escuchar tu voz que proclama la gloria de tu Hijo que se ofrece para nuestra salvación. Haz que de esta escucha atenta y comprometida, sepamos hacer germinar en nosotros(as) la esperanza de otro mundo posible. AMÉN
1) PARA PERMANECER EN EL TEXTO.
2) PARA PROFUNDIZAR EL TEXTO
• ¿Qué responde Jesús a Felipe y Andrés?
• ¿Qué imagen usa Jesús para explicar la fuerza que se encierra en su muerte en la cruz?
• ¿Qué dice Jesús sobre «la hora de ser glorificado»? ¿A qué se refiere?
Un grupo de «griegos», probablemente paganos, se acercan a los
discípulos con una petición admirable: «Queremos ver a Jesús». Cuando se lo
comunican, Jesús responde con un discurso vibrante en el que resume el sentido
profundo de su vida. Ha llegado la hora. Todos, judíos y griegos, podrán captar
muy pronto el misterio que se encierra en su vida y en su muerte: «Cuando yo
sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí».
Cuando Jesús sea alzado a una cruz y aparezca crucificado sobre el
Gólgota, todos podrán conocer el amor de
Dios, se darán cuenta de que Dios es amor y sólo amor para todo ser humano. Se
sentirán atraídos por el Crucificado. En él descubrirán la manifestación
suprema del Misterio de Dios.
Para ello se necesita, desde luego, algo más que haber oído hablar
de la doctrina de la redención. Algo más que asistir a algún acto religioso de
la semana santa. Hemos de centrar nuestra mirada interior en Jesús y dejarnos
conmover, al descubrir en esa crucifixión el gesto final de una vida entregada
día a día por un mundo más humano para todos. Un mundo que encuentre su
salvación en Dios.
Pero, probablemente a Jesús empezamos a conocerlo de verdad
cuando, atraídos por su entrega total al Padre y su pasión por una vida más
feliz para todos sus hijos, escuchamos aunque sea débilmente su llamada: «El
que quiera servirme que me siga, y dónde esté yo, allí estará también mi
servidor».
¿Cómo sería una Iglesia «atraída» por el Crucificado, impulsada
por el deseo de «servirle» sólo a él y ocupada en las cosas en que se ocupaba
él? ¿Cómo sería una Iglesia que atrajera a la gente hacia Jesús?
3) RELACIÓN CON NUESTRA VIDA
4) OBSERVA EL DIBUJO CON ATENCIÓN Y MEDITA.
5) PARA COMPROMETERNOS CON LA REALIDAD
¿Cuál es el mensaje
del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se
haga realidad?
Juntos oramos la siguiente oración y rezamos el Padre Nuestro.
Dios todo bondadoso, en Jesús, nuestro hermano mayor y Señor, vemos realizado el ejemplo del grano de trigo que se entregó a sí mismo y supo dar la vida por amor. Ayúdanos a entregar también nuestras vidas. Danos un hambre insaciable de amor, de justicia, de libertad para todos los seres humanos, especialmente aquellos a quienes la sociedad actual se lo niega. Amén.