18 de Abril. Domingo 3 de Pascua. Lc 24, 35-48
Oración
PARA PERMANECER EN EL TEXTO.
Ellos, por
su parte, contaron lo sucedido en el camino y cómo lo habían reconocido al
partir el pan. 36 Mientras estaban hablando de todo esto, Jesús se
presentó en medio de ellos (y les dijo: «Paz a ustedes.») 37 Quedaron
atónitos y asustados, pensando que veían algún espíritu, 38 pero él
les dijo: «¿Por qué se desconciertan? ¿Cómo se les ocurre pensar eso? 39 Miren
mis manos y mis pies: soy yo. Tóquenme y fíjense bien que un espíritu no tiene
carne ni huesos, como ustedes ven que yo tengo.» 40 (Y dicho esto les
mostró las manos y los pies). 41 Y como no acababan de creerlo por su gran
alegría y seguían maravillados, les dijo: «¿Tienen aquí algo que comer?» 42 Ellos, entonces, le ofrecieron un pedazo de
pescado asado (y una porción de miel); 43 lo tomó y lo comió delante
ellos. 44 Jesús les dijo: «Todo esto se lo había dicho cuando estaba
todavía con ustedes; tenía que cumplirse todo lo que está escrito en la Ley de
Moisés, en los Profetas y en los Salmos referente a mí.» 45 Entonces les
abrió la mente para que entendieran las Escrituras. 46 Les dijo:
«Todo esto estaba escrito: los padecimientos del Mesías y su resurrección de
entre los muertos al tercer día. 47 Luego debe proclamarse en su
nombre el arrepentimiento y el perdón de los pecados, comenzando por Jerusalén,
y yendo después a todas las naciones, invitándolas a que se
conviertan. 48 Ustedes son testigos de todo esto.
1) PARA PROFUNDIZAR EL TEXTO
CREER POR
EXPERIENCIA PROPIA
José Antonio
Pagola
No
es fácil creer en Jesús resucitado. En última instancia es algo que sólo puede
ser captado y comprendido desde la fe que el mismo Jesús despierta en nosotros.
Si no experimentamos nunca «por dentro» la paz y la alegría que Jesús infunde,
es difícil que encontremos «por fuera» pruebas de su resurrección.
Algo
de esto nos viene a decir Lucas al describirnos el encuentro de Jesús
resucitado con el grupo de discípulos. Entre ellos hay de todo. Dos discípulos
están contando cómo lo han reconocido al cenar con él en Emaús. Pedro dice que
se le ha aparecido. La mayoría no ha tenido todavía ninguna experiencia. No
saben qué pensar. Entonces «Jesús se presenta en medio de ellos y les dice:
“Paz a vosotros”». Lo primero para despertar nuestra fe en Jesús resucitado es
poder intuir, también hoy, su presencia en medio de nosotros, y hacer circular
en nuestros grupos, comunidades y parroquias la paz, la alegría y la seguridad
que da el saberlo vivo, acompañándonos de cerca en estos tiempos nada fáciles
para la fe.
El
relato de Lucas es muy realista. La presencia de Jesús no transforma de manera
mágica a los discípulos. Algunos se asustan y «creen que están viendo un
fantasma». En el interior de otros «surgen dudas» de todo tipo. Hay quienes «no
lo acaban de creer por la alegría». Otros siguen «atónitos».
Así
sucede también hoy. La fe en Cristo resucitado no nace de manera automática y
segura en nosotros. Se va despertando en nuestro corazón de forma frágil y
humilde. Al comienzo, es casi sólo un deseo. De ordinario, crece rodeada de
dudas e interrogantes: ¿será posible que sea verdad algo tan grande?
Según
el relato, Jesús se queda, come entre ellos, y se dedica a «abrirles el
entendimiento» para que puedan comprender lo que ha sucedido. Quiere que se
conviertan en «testigos», que puedan hablar desde su experiencia, y predicar no
de cualquier manera, sino «en su nombre».
Creer
en el Resucitado no es cuestión de un día. Es un proceso que, a veces, puede
durar años. Lo importante es nuestra actitud interior. Confiar siempre en
Jesús. Hacerle mucho más sitio en cada uno de nosotros y en nuestras
comunidades cristianas.
2) RELACIÓN CON NUESTRA VIDA
3)
OBSERVA EL DIBUJO CON ATENCIÓN Y MEDITA.
4) PARA COMPROMETERNOS CON LA REALIDAD
¿Cuál es el mensaje del texto para
nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?
Juntos oramos la siguiente oración y rezamos el Padre Nuestro.
Oh Dios, que tu pueblo universal se regocije al saber de tu fidelidad, que vemos manifestada en su intervención en la resurrección de Jesús; y que la alegría de saber que Tú estás tan fielmente de parte del Amor y de la Vida, nos ayude a continuar sin desfallecimiento en la construcción del proyecto de Vida y Salvación que quieres para todos los pueblos. Amén.