24 de Octubre. Domingo 30 del Tiempo Ordinario. Mc 10, 46-52
Oración
Señor de la Vida, tu Palabra es la fuente viva. Envía tu Espíritu Santo para acercarnos a ella y comprenderla. Danos también la gracia, la voluntad y el valor necesario para vivirla en nuestras vidas. AMÉN.
1) PARA PERMANECER EN EL TEXTO.
• Una persona proclama con solemnidad el texto Bíblico
• Cada persona lee en silencio el texto bíblico para profundizar
Llegaron a Jericó. Al salir Jesús de allí con sus discípulos y con bastante más gente, un ciego que pedía limosna se encontraba a la orilla del camino. Se llamaba Bartimeo (hijo de Timeo). 47 Al enterarse de que era Jesús de Nazaret el que pasaba, empezó a gritar: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!» 48 Muchas personas trataban de hacerlo callar. Pero él gritaba con más fuerza: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!» 49 Jesús se detuvo y dijo: «Llámenlo.» Llamaron, pues, al ciego diciéndole: «Vamos, levántate, que te está llamando.» 50 Y él, arrojando su manto, se puso en pie de un salto y se acercó a Jesús. 51 Jesús le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?» El ciego respondió: «Maestro, que vea.» 52 Entonces Jesús le dijo: «Puedes irte, tu fe te ha salvado.» Y al instante pudo ver y siguió a Jesús por el camino.
• Leer la palabra o frase que te ha llamado la atención
• Por qué esta palabra o frase me llama la atención.
2) PARA PROFUNDIZAR EL TEXTO
• ¿Dónde estaba Jesús? ¿Quiénes lo acompañaban?
• ¿Quién se encontraba a orilla del camino?
• ¿Qué hace y qué dice al oír que Jesús está ahí?
• ¿Qué hace Bartimeo después que Jesús lo sana?
Cada uno de los tres anuncios de la pasión está acompañado de gestos y palabras de incomprensión por parte de los discípulos, y de palabras de orientación por parte de Jesús, que comentan su falta de comprensión y enseñan cómo deben comportarse. La comprensión plena del seguimiento de Jesús se obtiene por un compromiso práctico, caminando con Él por el camino del servicio, desde la Galilea hasta Jerusalén. La persona que desee mantener la idea de Pedro, esto es, la de un Mesías glorioso sin cruz, no entenderá nunca, jamás llegará a tener la auténtica actitud del verdadero discípulo. Continuará ciego. Sin cruz es imposible comprender quién es Jesús y lo que significa seguir a Jesús. El camino del seguimiento es un camino de entrega de la vida, de abandono, de servicio, de disponibilidad, da aceptación del conflicto, sabiendo que habrá una resurrección. La cruz no es un accidente casual, sino una parte de este camino. En un mundo organizado a partir del egoísmo y la dominación, ¡el amor y el servicio sólo pueden existir crucificados! La persona que hace de su vida un servicio a los demás, la que lucha por un mundo mejor, incomoda a los que viven atados a los privilegios, y sufre la cruz.
El grito del pobre es incómodo, no gusta. Los que van en la procesión con Jesús intentan hacerle callar. Pero «él gritaba todavía más fuerte». También hoy el grito del pobre es incómodo. Hoy son millones los que gritan: emigrantes, presos, hambrientos, enfermos, perseguidos, gente sin trabajo, sin dinero, sin casa, sin techo, sin tierra, gente que no recibirán jamás un signo de amor. Gritos silenciosos, que entran en las casas, en las iglesias, en las ciudades, en las organizaciones mundiales. Lo escucha sólo aquél que abre los ojos para observar lo que sucede en el mundo. Pero son muchos los que han dejado de escuchar. Se han acostumbrado. Otros intentan silenciar los gritos, como sucedió con el ciego de Jericó. Pero no consiguen silenciar el grito del pobre. Dios lo escucha. (Éx 2,23-24; 3,7) Y Dios nos advierte diciendo: «No maltratarás a la viuda o al huérfano. Si tú lo maltratas, cuando me pida ayuda, yo escucharé su grito» (Éx 22,21). Puede ser que nos molestan los gritos de los que viven mal. Nos puede irritar encontrarnos continuamente en las páginas del evangelio con la llamada persistente de Jesús. Pero no nos está permitido «tachar» su mensaje. No hay cristianismo de Jesús sin escuchar a los que sufren. Los que sufren están en nuestro camino. Los podemos encontrar en cualquier momento. Muy cerca de nosotros o más lejos. Los que sufren están en nuestro camino. Piden ayuda y compasión. La única postura cristiana es la de Jesús ante el ciego: «¿Qué quieres que haga por ti?».
3) RELACIÓN CON NUESTRA VIDA
• ¿Quiénes gritan hoy buscando compasión y respuestas a sus sufrimientos?
• En nuestra comunidad: ¿Escuchamos y respondemos a las llamadas de los que sufren hoy?
• Querían callarlo, pero el ciego gritó más fuerte. Nosotros ante las dificultades u obstáculos, ¿Cómo reaccionamos?
4) OBSERVA EL DIBUJO CON ATENCIÓN Y MEDITA.
5) PARA COMPROMETERNOS CON LA REALIDAD
• ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?
6) Juntos oramos la siguiente oración y rezamos el Padre Nuestro.
Dios de amor, en Jesús te has manifestado como la Luz que nos permite ver con claridad. Danos tú mirada Señor para descubrir lo bueno de las personas, y no solo sus cosas negativas. Que contemplemos al mundo con ojos de esperanza, y nos animemos a hacer todo de nuestra parte para construir tú Reino. Danos tú mirada, Señor y una fe fuerte para seguir tu camino. AMÉN.