22 de mayo. Domingo 6 de Pascua. Jn 14, 23-29
Oración
Espíritu de la Verdad, que procedes del Padre y del Hijo y que hablaste por los profetas: acude en nuestra ayuda y revélanos el sentido de las Escrituras. Te lo pedimos a ti con confianza, porque tú las inspiraste y las conservas. Tú, que eres Espíritu de Vida, haz que el texto bíblico se convierta para nosotros(as) en Palabra viva y liberadora, que produzca la adhesión y el seguimiento de Jesús para la extensión del Reino de Dios. AMÉN.
1) PARA PERMANECER EN EL TEXTO.
• Una persona proclama con solemnidad el texto Bíblico
• Cada persona lee en silencio el texto bíblico para profundizar
Jesús le respondió: «Si alguien me ama, guardará mis palabras, y mi Padre lo amará. Entonces vendremos a él para poner nuestra morada en él. 24 El que no me ama no guarda mis palabras; pero el mensaje que escuchan no es mío, sino del Padre que me ha enviado. 25 Les he dicho todo esto mientras estaba con ustedes. 26 En adelante el Espíritu Santo, el Intérprete que el Padre les va a enviar en mi Nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que yo les he dicho. 27 Les dejo la paz, les doy mi paz. La paz que yo les doy no es como la que da el mundo. Que no haya en ustedes angustia ni miedo. 28 Saben que les dije: Me voy, pero volveré a ustedes. Si me amaran, se alegrarían de que me vaya al Padre, pues el Padre es más grande que yo. 29 Les he dicho estas cosas ahora, antes de que sucedan, para que cuando sucedan ustedes crean.
• Leer la palabra o frase que te ha llamado la atención
• Por qué esta palabra o frase me llama la atención.
2) PARA PROFUNDIZAR EL TEXTO
• ¿En qué circunstancia sucede el relato en el texto?
• ¿Qué debe caracterizar a una persona que ama a Jesús?
• ¿Cuál es el rol que cumple el Espíritu Santo según el texto?
• ¿Por qué no se debe sentir angustia ni tener miedo?
En el evangelio de Juan, Jesús, dentro del contexto de la Ultima Cena y del gran discurso de despedida, insiste en el vínculo fundamental que debe prevalecer siempre entre los discípulos y él: el amor. Judas Tadeo ha hecho una pregunta a Jesús: “¿Por qué vas a mostrarte a nosotros y no a la gente del mundo”? Obviamente, Jesús, su mensaje, su proyecto del reino, son para el mundo; pero no olvidemos que para Juan la categoría “mundo” es todo aquello que se opone al plan o querer de Dios y, por tanto, rechaza abiertamente a Jesús; luego, el sentido que da Juan a la manifestación de Jesús es una experiencia exclusiva de un reducido número de personas, que deben ir adquiriendo una formación tal que lleguen a asimilar a su Maestro y su propuesta, pero con el fin de ser luz para el “mundo”; y el primer medio que garantiza la continuidad de la persona y de la obra de Jesús, encarnado en una comunidad al servicio del mundo, es el amor. Amor a Jesús y a su proyecto, porque aquí se habla necesariamente de Jesús y del reino como una realidad inseparable.
Ahora bien, Jesús sabe que no podrá estar por mucho tiempo acompañando a sus discípulos; pero también sabe que hay otra forma, no necesariamente física, de estar con ellos(as). Por eso los(as) prepara para que aprendan a experimentarlo no como una realidad material, sino en otra dimensión en la cual podrán contar con la fuerza, la luz, el consuelo y la guía necesaria para mantenerse firmes y afrontar el diario caminar en fidelidad. Les promete el Espíritu Santo, el alma y motor de la vida y de su propio proyecto, para que acompañe al discípulo(a) y a la comunidad. Finalmente, Jesús entrega a sus discípulos el don de la paz: “mi paz les dejo, les doy mi paz” (v. 27); testamento espiritual que el discípulo(a) habrá de buscar y cultivar como un proyecto que permite hacer presente en el mundo la voluntad del Padre manifestada en Jesús. Es que en la Sagrada Escritura y en el proyecto de vida cristiana la paz no se reduce a una mera ausencia de armas y de violencia; la paz involucra a todas las dimensiones de la vida humana y se convierte en un compromiso permanente para los seguidores de Jesús.
3. RELACIÓN CON NUESTRA VIDA
• ¿Hacemos caso y ponemos en práctica las palabras de Jesús?
• “…El Espíritu Santo… les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho”. ¿Qué importancia tiene el Espíritu Santo en nuestra lectura e interpretación de la Biblia?
• ¿Somos instrumentos de paz en medio de nuestra realidad? ¿Qué nos falta?
4) OBSERVA EL DIBUJO CON ATENCIÓN Y MEDITA.
5) PARA COMPROMETERNOS CON LA REALIDAD
• ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?
Juntos oramos la siguiente oración y rezamos el Padre Nuestro.
Dios Bueno: envía sobre nosotros tu Espíritu de sabiduría, para que, conforme prometió Jesús, nos vaya recordando todo lo que tu Hijo nos enseñó, y nos vaya haciendo descubrir otras muchas posibilidades que aquellas mismas enseñanzas comportan, para vivir la fe de un modo nuevo, con fidelidad creativa, en este mundo también nuevo en que nos ha tocado vivir. Padre Nuestro, que estás en el cielo.