sábado, 24 de mayo de 2025

Kerigma de mayo del 2025

 25 de mayo.  VI Domingo   de Pascua.   Jn 14,23-29

Oración

Al oír en la comunidad tú Palabra, al oír tu viva voz que nos pedía respuesta, hemos tenido que hablar, por obediencia,

y nos han salido palabras no oídas, desconocidas en nuestro ambiente, ignoradas también en nuestro interior.  Es que tu Palabra es la semilla. Ella fecundó nuestro corazón y salieron palabras sinceras,   y hasta bellas, porque no eran adorno artificial, sino la gracia que nos diste tú. 


1) PARA PERMANECER EN EL TEXTO.

Una persona  proclama con solemnidad el texto Bíblico

Cada persona lee en silencio el texto bíblico para profundizar

   23 Jesús le respondió: «Si alguien me ama, guardará mis palabras, y mi Padre lo amará. En tonces vendremos a él para poner nuestra morada en él. 24 El que no me ama no guarda mis palabras; pero el mensaje que escuchan no es mío, sino del Padre que me ha enviado.

25 Les he dicho todo esto mientras estaba con ustedes. 26 En adelante el Espíritu Santo, el Intérprete que el Padre les va a enviar en mi Nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que yo les he dicho. 27 Les dejo la paz, les doy mi paz. La paz que yo les doy no es como la que da el mundo. Que no haya en ustedes angustia ni miedo. 28 Saben que les dije: Me voy, pero volveré a ustedes. Si me amaran, se alegrarían de que me vaya al Padre, pues el Padre es más grande que yo. 29 Les he dicho estas cosas ahora, antes de que sucedan, para que cuando sucedan ustedes crean. 


Leer la palabra o frase me que te  ha llamado la atención

Por qué esta palabra o frase me llama la atención.


2) PARA PROFUNDIZAR EL TEXTO

¿Qué significa guardar la Palabra de Jesús?

¿Qué significa el saludo de Jesús:   ¿Les dejo la paz, les doy mi paz?


LA PAZ EN LA IGLESIA

 José Antonio Pagola

 

En el evangelio de Juan podemos leer un conjunto de discursos en los que Jesús se va despidiendo de sus discípulos. Los comentaristas lo llaman "El Discurso de despedida". En él se respira una atmósfera muy especial: los discípulos tienen miedo a quedarse sin su Maestro; Jesús, por su parte, les insiste en que, a pesar de su partida, nunca sentirán su ausencia.

Hasta cinco veces les repite que podrán contar con «el Espíritu Santo». Él los defenderá, pues los mantendrá fieles a su mensaje y a su proyecto. Por eso lo llama «Espíritu de la verdad». En un momento determinado, Jesús les explica mejor cuál será su quehacer: «El Defensor, el Espíritu Santo... será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho». Este Espíritu será la memoria viva de Jesús.

El horizonte que ofrece a sus discípulos es grandioso. De Jesús nacerá un gran movimiento espiritual de discípulos y discípulas que le seguirán defendidos por el Espíritu Santo. Se mantendrán en su verdad, pues ese Espíritu les irá enseñando todo lo que Jesús les ha ido comunicando por los caminos de Galilea. Él los defenderá en el futuro de la turbación y de la cobardía.

Jesús desea que capten bien lo que significará para ellos el Espíritu de la verdad y Defensor de su comunidad: «Os estoy dejando la paz; os estoy dando la paz». No sólo les desea la paz. Les regala su paz. Si viven guiados por el Espíritu, recordando y guardando sus palabras, conocerán la paz.

No es una paz cualquiera. Es su paz. Por eso les dice: «No os la doy yo como la da el mundo». La paz de Jesús no se construye con estrategias inspiradas en la mentira o en la injusticia, sino actuando con el Espíritu de la verdad. Han de reafirmarse en él: «Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde».

En estos tiempos difíciles de desprestigio y turbación que estamos sufriendo en la Iglesia, sería un grave error pretender ahora defender nuestra credibilidad y autoridad moral actuando sin el Espíritu de la verdad prometido por Jesús. El miedo seguirá penetrando en el cristianismo si buscamos asentar nuestra seguridad y nuestra paz alejándonos del camino trazado por él.

Cuando en la Iglesia se pierde la paz, no es posible recuperarla de cualquier manera ni sirve cualquier estrategia. Con el corazón lleno de resentimiento y ceguera no es posible introducir la paz de Jesús. Es necesario convertirnos humildemente a su verdad, movilizar todas nuestras fuerzas para desandar caminos equivocados, y dejarnos guiar por el Espíritu que animó la vida entera de Jesús.

 

 3) RELACIÓN CON NUESTRA VIDA

¿Cómo se nota que somos misioneros?

4) OBSERVA EL DIBUJO CON ATENCIÓN Y MEDITA.

 




5) PARA COMPROMETERNOS CON LA REALIDAD

¿Qué vamos a realizar esta semana para anunciar la paz?


6) Juntos oramos la siguiente oración y rezamos el Padre Nuestro.

Pidamos todos la paz con la oración de la Misa:

Señor Jesucristo, que dijiste a los apóstoles: Mi paz les dejo, la paz les doy. No tengas en cuenta nuestros pecados sino la fe de tu Iglesia...